El mundo del espectáculo se impactó con la noticia sobre el delicado estado de salud del periodista y conductor David Kavlin, quien este sábado debió ser intervenido quirúrgicamente de urgencia. El conductor de Nuevediario sufrió un infarto mientras se encontraba en las instalaciones del club Hacoaj, situación que derivó en un traslado inmediato y una operación para la colocación de un stent tras atravesar un cuadro de extrema gravedad.
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En declaraciones exclusivas brindadas a la revista PRONTO desde su internación, Kavlin relató con crudeza la experiencia límite que vivió camino al centro asistencial. Según detalló, el protocolo del club funcionó a la perfección para solicitar la ambulancia, pero durante el trayecto su situación se complicó drásticamente al sufrir un paro cardíaco. "Llegué muerto a la Trinidad de San Isidro, me revivieron inmediatamente en la guardia cardiológica", confesó el periodista, subrayando la fortuna de haber recibido asistencia médica rápida.
Respecto a su estado actual, el conductor llevó tranquilidad al asegurar que se encuentra hemodinámicamente bien, con los signos vitales estables y comenzando a alimentarse por sus propios medios. A pesar de la mejoría, Kavlin confirmó que este lunes deberá someterse a una nueva intervención programada para que se le coloque un segundo stent, con el objetivo de completar su recuperación cardiovascular tras lo que definió como un "sustazo tremendo".
Al analizar las posibles causas de este episodio, el periodista de Canal 9 vinculó el infarto con el intenso ritmo laboral y el estrés acumulado durante el 2025. Además de su labor diaria frente a la pantalla en "Mañanas Picantes" y el noticiero del mediodía, Kavlin destacó el agotamiento físico que le produjo la gira de casi 30 presentaciones de su libro "Nos gritan judíos de mierda". El propio conductor especuló que esa sobrecarga de actividades fue lo que le terminó jugando una "pasada de estrés importante", llevándolo a esta situación en la que, según sus propias palabras, "la pude contar".
Falleció Ricardo "Chiqui" Pereyra, luego de estar internado por un accidente doméstico
La música argentina amaneció este domingo con una noticia devastadora para el mundo del espectáculo. Ricardo "Chiqui" Pereyra, una de las voces más emblemáticas del tango contemporáneo, falleció luego de una prolongada internación que mantuvo en vilo a sus familiares y amigos. La confirmación del deceso llegó a través de su hija, Paula, quien comunicó la pérdida con un sentido mensaje en sus redes sociales durante la madrugada. Con profunda tristeza, expresó que se trató de "el milagro que no llegó, el pronóstico que era predecible pero aun así no perdíamos la fe".
El calvario del artista rionegrino comenzó a principios de diciembre tras sufrir una grave caída por la escalera en su hogar, accidente que derivó en una intervención quirúrgica de urgencia pocos días después. Aunque inicialmente los allegados informaron que había superado la cirugía, su estado se mantuvo bajo pronóstico reservado y sin reacciones neurológicas significativas. Durante las semanas de internación, su esposa, Elena Rodríguez, y el resto de su familia mantuvieron la esperanza bajo la premisa de que "no recibir malas noticias también es una buena noticia", mientras agradecían el inmenso apoyo de la comunidad tanguera que se unió en cadenas de oración por su recuperación.
Nacido en General Roca en 1951, Pereyra inició su camino artístico en el folklore antes de convertirse en un fenómeno nacional en 1978. Su vida dio un giro definitivo cuando llegó a Buenos Aires para participar en el legendario programa Grandes Valores del Tango. Su talento fue tan evidente que la producción decidió retirarlo de la competencia para incorporarlo directamente al elenco profesional, lugar que ocupó hasta 1992. Su carrera se consolidó también en Botica de Tango y lo llevó a escenarios internacionales en España, Estados Unidos y Chile, cosechando distinciones como el Premio Santos Vega al mejor intérprete masculino en 2007.
