Luego de seis décadas de trayectoria, Gilberto Gil se despide de los escenarios con un tour final que lo traerá a Argentina este año.
El brasilero se presentará el 31 de octubre en el Movistar Arena.
Las entradas se pondrán a la venta a partir del miércoles 20 de agosto a las 10 de la mañana en la web del recinto.
Gilberto Gil: la música como vitalidad y necesidad creativa
Para Gilberto Gil, la música ya forma parte del entorno, algo omnipresente: “Hoy la música es medio ambiente, está en todos los lados, ahí estás obligado a escuchar”, expresó, señalando cómo cambió nuestra relación con ella.
En su carrera distingue dos etapas bien marcadas: una de búsqueda estética, donde forjó el discurso de la Tropicália, y otra de afirmación de ese estilo auténtico. Según él, “Mi música es un reflejo de mi vida, de mis experiencias y de mis sentimientos”, afirmó. Añadió que la música es “más que un placer, es una necesidad”, una vía esencial para expresarnos, comunicarnos y conectarnos.
Destacó también su vinculación con el reggae como último movimiento internacional que abrazó: “La última gran corriente internacional a la que me uní es el reggae”, manifestó con naturalidad. Y subrayó el impacto global de la música brasileña: “Hoy tienes, en Europa, Estados Unidos, en Asia, generaciones que gracias a ella se acercaron al portugués...”.
Con esa mirada, aclaró su papel: “Soy un creador, no soy historiador ni etnógrafo”, sintetizando su enfoque centrado en la invención artística antes que en la clasificación académica.
Reflexiones sobre la vida, el mestizaje y el compromiso cultural
Gil habla del fin inevitable con serenidad y una pizca de melancolía: “No le tengo miedo a la muerte, pero sí le tengo miedo de morir”, confesó, Sin embargo, señala que la muerte es natural: “Nacimiento, vida y muerte son condiciones naturales de existir”.
Con más de cinco décadas en escena, sostiene que todavía está dispuesto a seguir: “Aún tengo disposición física y mental. Todavía me gusta mucho la música”, afirmó, asegurando que el público también lo acompaña. Su trayectoria, como la de muchos, reconoce que “las carreras son de muchas décadas”.
Hablando de Brasil, reivindica el mestizaje cultural: “Brasil tiene cada vez más conciencia de sus características mestizas. El negro, como el indio, pasa a tener una importancia que no tenía”, reflexionó. Se considera una excepción exitosamente visible: “Todavía soy una gran excepción en Brasil. Soy un negro con éxito, eso no le ocurre a la mayoría”, reconoció.
Sobre la relación con Caetano Veloso, fue categórico: “No habría Gilberto Gil sin Caetano Veloso. De la misma manera que no habría Caetano Veloso sin Gilberto Gil”, expresó.
Finalmente, abordó su rol político sin dejar de lado su esencia cultural: “Fui un político, pero de la cultura. No me interesan los partidos... me interesa la política pública, la cultura, la educación”, sentenció. Relató que combinó ambas facetas sin renunciar a ninguna: “Por suerte, nunca llegué a salir del todo de una actividad para meterme en la otra”, concluyó.
