Luego de muchos rumores y publicaciones que daban indicios de que llegarían, finalmente se confirmó que Korn regresará al país después de casi 10 años.
El conjunto se presentará junto a una de las bandas del momento, los canadienses de Spiritbox y también los chicos de Seven Hours After Violet el 10 de mayo de 2026 en Parque Sarmiento.
Las entradas tendrán una etapa de preventa artista que comenzará el martes 14 a las 12 del mediodia. Luego continuará la Preventa Santander el miércoles 15 de octubre a las 13 horas y la venta general iniciará el jueves 16 a las 13 horas. Todo en la web de All Access en este enlace.
Precios con cargo por servicio
Campo General: $143,750 ARS
Campo Delantero: $283,250 ARS
Plateas 3: $132,250 ARS
Plateas 2: $258,750 ARS
Plateas 1: $316,250 ARS
Una mente inquieta que encuentra calma en lo simple
Durante la pandemia, el líder de Korn encontró una forma inesperada de desconectarse. “Con mi pareja estábamos volviéndonos locos, encerrados en casa. Decidimos ir al vivero y comprar un montón de plantas. Nunca lo había hecho antes; nunca pude hacer algo así. Fue rarísimo, pero se veía re lindo. Era una de esas actividades sin pensar que te sacan de la cabeza”, contó en Louder.
En ese mismo tono confesional, reconoció que ser padre lo transformó para bien: “Ser padre me cambió para mejor. Mi hijo Nathan tenía dos años cuando decidí dejar las drogas, y lo hice únicamente porque me preocupaba no estar presente para él. Liricamente, igual, y en lo que pasa por mi cabeza, eso no cambió”. La paternidad lo volvió más consciente.
La oscuridad como punto de equilibrio
En declaraciones a Revolver, Davis explicó que su música gira en torno a una energía oscura que lo acompaña desde hace años. “Todas las canciones hablan de esa energía oscura que me viene siguiendo. De abrazarla, de huirle, de intentar navegar entre el caos que estaba viviendo en ese momento.”
“Este mundo está arruinado, pero en este mundo arruinado también pasan un montón de cosas buenas”, soltó con una mezcla de ironía y lucidez. En esa frase se condensa su mirada: aceptar el caos y, a la vez, reconocer la belleza que puede salir del desastre. “Veo oscuridad, pero también veo una esperanza que puede surgir de ahí. Ahí está el equilibrio.”
“Intento encontrar belleza en las cosas feas”, resumió.
El peso del legado y la libertad creativa
Con una carrera marcada por la innovación, Davis no reniega del rótulo que ayudó a crear. “Ahora no me molesta que nos digan ‘nu metal’. ¡Le pusieron nombre a un subgénero por mi banda! Es una locura, pero está buenísimo”, dijo entre risas. Aun así, recordó la rebeldía de los primeros años: “En ese momento estábamos como ‘¡que se jodan todos! Vamos a hacer un disco completamente loco. Que la gente no sepa qué esperar’. El nu metal se había vuelto una parodia de sí mismo, y no quería que nos definieran por eso.”
Hoy su mirada es más serena, enfocada en el presente. “Intento no pensar en el legado. Me enfoco en hacer música en el momento, en lo que siento. No quiero morir con mil canciones sin terminar dentro mío.”
Una vida atravesada por la música
Desde chico, la música fue su refugio. “Cuando tenía tres años vi a mis viejos haciendo una pequeña producción de Jesucristo Superstar, y eso me marcó el camino. Mi viejo era músico y mi vieja era bailarina, así que la música estaba siempre alrededor.”
“La música me hizo sentir menos solo, incluso cuando estaba en mi peor momento”, confesó. En esa frase sencilla se resume todo: para Jonathan Davis, la música no fue fue un trabajo pero también la forma más pura de darle sentido a la oscuridad.
