Indignación, bronca y dolor. Esos fueron los sentimientos que resurgieron esta semana en La Plata tras la reaparición pública de Camila Alvite, imputada por homicidio simple con dolo eventual, quien volvió a mostrarse activa en redes sociales mientras espera ser juzgada por haber provocado la muerte de Walter, un motociclista al que embistió a alta velocidad y sin licencia de conducir.
En menos de 24 horas, la joven volvió a posicionarse como influencer en la misma plataforma donde antes cultivaba seguidores. Sus publicaciones, en las que se la ve sonriente, rodeada de amigos y familiares, encendieron la furia de los allegados a la víctima, quienes no tardaron en expresar su repudio.
"Volvió a su casa, con su familia y amigos. No tiene el más mínimo remordimiento, mientras Walter está en un cementerio. No olvidaremos nunca esta cara. La Justicia es lenta, pero no nos vamos a quedar de brazos cruzados", escribieron en un posteo que se viralizó rápidamente.
El hecho ocurrió en 2024, cuando Alvite embistió al motociclista en la avenida 13 de La Plata. Según la investigación, conducía sin licencia habilitante y a una velocidad muy por encima de lo permitido. La fiscalía consideró que existió una conducta temeraria, irresponsable y con conocimiento del riesgo, y por ello le imputó el delito de homicidio simple con dolo eventual, que prevé una pena de hasta 25 años de prisión.
A pesar de la gravedad del caso, aún no hay fecha definida para el juicio. La causa sigue bajo investigación en el fuero penal platense, pero la falta de avances concretos y la impunidad de la que goza la imputada aumentan el malestar social. La reaparición virtual de Alvite reabrió heridas y profundizó la percepción de que el sistema judicial no responde con la celeridad ni el rigor que la situación demanda.
La familia de Walter aseguró que mantendrá activo el reclamo y no descarta nuevas movilizaciones si no se confirma pronto el inicio del juicio. Vecinos, amigos y organizaciones barriales que ya se manifestaron en su momento, podrían volver a salir a la calle para exigir justicia.
Mientras tanto, la joven acusada se muestra como si nada hubiese pasado. Y el dolor, una vez más, cambia de bando: del cementerio a las redes sociales, la impunidad se hace viral.
