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No pero sí

Buena parte de la dirigencia kirchnerista resume el estado del arte sobre la candidatura de Cristina Kirchner con una ambivalencia.

Lunes, 20 de marzo de 2023 a las 14 03,

* Por Cynthia Garcia y Pablo Di Pierri

En distintas geografías, con disímiles responsabilidades, pero con la misma vocación de representar a los sectores populares, los cuadros identificados con la Vicepresidenta creen que sus señales indican que no estampará su nombre en ninguna boleta pero anhelan que termine haciéndolo al notar que tantos la piden y que, sin ella, las chances de un triunfo se diluyen.

Quienes defienden esta hipótesis, y son la mayoría en el ámbito dirigencial del fallido Frente de Todos, reclaman el diseño de una ingeniería electoral que garantice la acumulación de sufragios necesarios para no caer en los próximos comicios. Suponen, desde esta perspectiva, que el apellido Kirchner, su significado histórico y la reverberancia política del recuerdo de los años felices, podrían transformarse en la arquitectura de una victoria.

Entonces, calculan que no, pero pelean por un sí. Comprenden la brillantez de su líder cuando dijo que no sería candidata a nada porque no era mascota de nadie ni quería que se comprometiera la suerte del peronismo en las urnas por la catarata de basura mediática concentrándose en su protagonismo en la campaña con una condena a cuestas. Pero demandan un nuevo esfuerzo para salvar la experiencia en curso del naufragio, enarbolando una amorosa reciprocidad entre su liderazgo y la lealtad de su electorado: sólo la movilización popular y un hecho de masas electoral puede salvarla a ella pero, al mismo tiempo, solo ella constituye el último bastión contra el delirio financiero y el caos sistémico de una especulación que se devora las fuerzas productivas de todo el planeta.

Ante ese escenario, confían que "Cristina es el programa". Y hasta preparan actos en diferentes provincias e intervenciones en fechas emblemáticas de acá al 25 de mayo. Por caso, se espera alguna ceremonia o mitín para el próximo 13 de abril, a 7 años de la ocasión en que compareció ante el fallecido juez Claudio Bonadío en Comodoro Py y brindó un discurso para miles de militantes bajo la lluvia. También planean alguna acción para el 27 de abril, a 20 años de la primera vuelta electoral que depositó a Néstor Kirchner en el ballotage que luego no se llevaría adelante por la renuncia de Carlos Menem; y un último encuentro para el 25 de mayo.

No obstante estos despliegues de los dirigentes que constelan cerca suyo, la propia Vicepresidenta permanece activa a su manera o con su propia hoja de ruta. Bajo el humo de una interna mezquina y mediocre entre las distintas fracciones del oficialismo, ella estuvo al corriente o detrás de la urdimbre que derivó en acuerdo con Alberto Weretilneck en Río Negro; conversa -dicen- con el santafecino Omar Perotti, con quien trabó alianza en 2021 a pesar de su distancia ideológica; y ensaya deslizamientos similares en otras jurisdicciones. Aun cuando no fuera candidata, Cristina no renuncia a la victoria y hasta se dispone a sellar pactos que un paladar negro no admitiría.

Podrá ser o no ser, y aunque para quienes militan su nombre esa es la única cuestión, la incógnita permanece irresuelta.

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