La Unión Tranviarios Automotor (UTA) ratificó un paro nacional de 24 horas en reclamo de un salario básico de 1,7 millones de pesos, al considerar insuficiente la última oferta de las empresas. De no alcanzarse un acuerdo, más de 300 líneas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) dejarán de circular, dejando a miles de personas sin alternativas para movilizarse.
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El flamante secretario de Transporte, Luis Pierrini, tiene la difícil tarea de desactivar el conflicto. Este lunes a las 14:00 se realizará una nueva reunión clave, pero las expectativas son bajas. La posibilidad de dictar una nueva conciliación obligatoria ya no está sobre la mesa, por lo que el margen de maniobra es mínimo.
La última paritaria, el pasado 30 de abril, terminó en fracaso. Desde el gremio calificaron la oferta patronal como “vergonzosa” y remarcaron que la paciencia de los trabajadores está agotada. Si no hay acuerdo, la medida de fuerza golpeará directamente a miles de familias trabajadoras que, además de enfrentar sus propias dificultades económicas, podrían quedar sin la posibilidad de llegar a sus puestos laborales, poniendo en riesgo sus ingresos y estabilidad.
El paro no solo amenaza con paralizar el AMBA, sino también con profundizar la incertidumbre social en un contexto ya marcado por la crisis económica. La situación expone una cadena de vulnerabilidad: mientras los choferes reclaman sueldos que acompañen la inflación, quienes dependen de ellos para llegar a trabajar enfrentan la angustia de no saber cómo cumplir con sus obligaciones diarias.
