El romántico más grande de habla hispana, Sandro, tendrá su merecido homenaje con una serie de lanzamientos únicos que reviven el grandioso carisma del cantante.
A partir de este jueves 14 de agosto, todas las semanas se podrán disfrutar en YouTube diferentes clips remasterizados en alta calidad de sus películas.
Los videos de la leyenda oriunda de Valentín Alsina van a poder encontrarse en el canal oficial de "El Gitano" en este enlace.
Sandro, construyó su carrera a fuerza de talento, disciplina y amor por la música, desde los conventillos de Valentín Alsina hasta los escenarios más grandes del país.
Orígenes y pasión musical
“Cuando hay devoción por la música, no importa nada”. Así definía Sandro su infancia marcada por la creatividad y la escasez. Creció en un conventillo: “Por el pesebre. Cuando yo era chico, mi casa era una típica casa de inquilinato. El clásico conventillo”. Aprendió a tocar la guitarra con trucos caseros: “Mi vieja me ponía agua con sal en los dedos. De ese modo aprendí a tocar [la guitarra]”.
Cada instrumento era un tesoro: “¡Una vez por semana hacíamos ese viaje para ir a mirar esa guitarra! No lo podíamos creer. Era un objeto inalcanzable”. Y la falta de recursos no fue impedimento: “El bajista de Los De Fuego se tuvo que armar su propio instrumento: aunque tuvieses guita no había modo de conseguirlos”.
Sandro siempre priorizó la disciplina: “Tal vez si los chicos del rock se divagaban, yo iba a las entrevistas y laburaba. Era de estudiar y hacer las cosas en serio”. Su estilo también evolucionó: “Se dio con naturalidad: yo empecé a ponerme el smoking como antes lo había hecho con la campera de cuero. No es que me aburguesé: era la ropa para un cantante melódico, mucho más creíble”.
Desde sus primeros shows, Sandro demostró creatividad y energía: “Yo hacía lo que se hace ahora: mover un poco la pelvis y nada más. Me vestía todo de cuero: faltaba la manija y parecía un portafolio”. Incluso rompía guitarras antes de que The Who lo hiciera: “Solíamos romper una guitarra por show antes de que The Who existiera”.
La relación con el público era total: “Cuando tocábamos una versión de ‘Gasta tu sueldo en rock’ de Little Richard, le indicaba al público, cantando, que hiciera todo lo que yo decía. Por ahí revoleaba una silla y después no quedaba nada”. Innovaba con el sonido: “En el sonido de Black Combo ya se ve una renovación: hay guiños al sonido psicodélico”.
Reflexiones sobre fama y legado
Sandro reconocía los desafíos del éxito: “Mi histeria era tal, que se tornaba poco benéfica: no es algo bueno para ningún artista. Si sos histérico, quedate en tu casa”. Pero la pasión por el escenario era inigualable: “La pasión del escenario no la cambiaría por nada”.
Sobre su carrera y visibilidad: “El objetivo era que te vieran, todavía no había llegado al cine: recién empiezo a filmar a partir de mi paso por Latinoamérica”. Con humor y nostalgia: “Años no tengo ninguno. Ya me los gasté todos”.
Sandro también reflexionaba sobre el amor: “Yo creo que la mujer es un ser extraordinario, es un ser que cuando uno piensa que la conoció después te sale con algo nuevo y no, te das cuenta que no la conocías”. Su conexión con el público femenino: “Vos sabés Teté que a mis shows vienen muchas mujeres, yo adelgazo dos kilos por presentación más o menos y yo las miro a los ojos a todas, y yo me pregunto ¿qué quieren, qué sueños tienen, qué deseos? Me parece alucinante”.
