El Gobierno volvió a los mercados internacionales después de siete años, pero el resultado estuvo lejos de lo que había prometido.
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La emisión del Bonar 2029 terminó con una tasa real que superó el 9%, un costo mucho más alto del que Luis Caputo había asegurado que podía conseguir.
La Secretaría de Finanzas informó que se colocaron USD 1.000 millones, aunque el monto no alcanza ni de cerca para cubrir los compromisos de enero.
La licitación, celebrada como un “hito” por la administración Milei, cubre apenas una cuarta parte de los vencimientos del mes.
Caputo no logró la tasa esperada: el nuevo bono cerró arriba del 9% anual
El rendimiento final terminó desbordando todas las expectativas oficiales. Economía había anunciado un cupón del 6,5%, pero el mercado exigió bastante más.
Incluso la propia meta informal de Caputo —lograr una tasa menor al 9%— quedó descartada. El costo real se ubicó en 9,26% anual, y casi 9,5% si se toma la tasa efectiva.
Ese nivel de tasa implica que los invers
ores no compraron al valor nominal del bono. El precio ofrecido rondó el 90%, una señal clara de que todavía ven riesgo alto y poca confianza en la situación macroeconómica.
El dato resultó incluso más incómodo para el Gobierno al compararse con provincias que recientemente lograron mejores condiciones.
Tanto la Ciudad de Buenos Aires como Santa Fe emitieron deuda en dólares a tasas más bajas, pese a tener una capacidad de repago menor que la Nación.
Aun así, desde el equipo económico se intentó mostrar la operación como una señal positiva. Argumentaron que la tasa refleja un riesgo país implícito más bajo que el actual.
Según informó el Ministerio de Economía, el Tesoro consiguió colocar 1.000 millones de dólares en un bono a cuatro años, con un cupón del 6,5% anual y bajo legislación argentina.
La demanda total fue de 1.400 millones, pero ese número queda relativizado si se tiene en cuenta que participaron más de 2.500 inversores, lo que refleja montos pequeños y una búsqueda de rendimiento alto, no necesariamente confianza sostenida.
Otro dato clave: todo el dinero obtenido no será para inversión, desarrollo o fortalecimiento de reservas, sino exclusivamente para pagar los vencimientos de los Bonares 2029 y 2030, que operan el próximo 9 de enero.
Es decir, una operación para cubrir otra, un ciclo que se repite y que muestra la fragilidad del esquema financiero actual.