La caída del consumo y el incremento de las importaciones están pegando fuerte en la industria nacional. En este contexto, una de las firmas más representativas del sector metalúrgico —reconocida por sus “ollas indestructibles”— tomó una dura decisión: Essen despidió a 30 empleados de su planta ubicada en Santa Fe.
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De acuerdo con la información proporcionada a la prensa, la compañía inició un proceso de sustitución parcial de su producción local por productos terminados importados desde China. Este cambio en su estructura productiva resultó en una reducción del 10% de su personal.
Efecto de la apertura importadora
El conflicto se intensificó cuando la empresa decidió reemplazar cerca del 45% de su manufactura nacional con componentes originarios de China. La medida, sumada a la fuerte caída de la demanda interna, causó la paralización de varias áreas de producción.
Oscar Infante, secretario general de la UOM de Venado Tuerto, manifestó su inquietud por la situación que enfrentan los trabajadores. “Ha bajado la producción y los empleados lo ven día a día en sus puestos”, afirmó. Desde el sindicato denunciaron que la empresa estaría aprovechando el contexto económico para avanzar en un proceso de “achique” o reestructuración.
La preocupación del gremio no se limita a Essen. Infante advirtió que Corven, otra de las empresas metalúrgicas más importantes de la provincia, también está analizando aplicar recortes de personal que podrían afectar a unos 40 operarios.
En un escenario caracterizado por la pérdida de capacidad de compra y la apertura del mercado a productos importados, el panorama laboral en la industria metalúrgica santafesina se vuelve cada vez más complejo.
El llamado “Abróchense los cinturones”, el disparador de Javier Milei en su discurso en la Corporación América durante esta última semana sirve para ilustrar una crisis en el sector productivo que se consolidó. En diálogo con Ámbito, un portavoz de la industria indicó que el sector está en alerta por una disminución de la actividad que conduce a “altos niveles de incobrabilidad” y la fragmentación del mercado.
“Tenemos que reventar stock para cubrir gastos corrientes”, explicó el dirigente que también es propietario de una fábrica en el conurbano bonaerense. En paralelo, las importaciones de bienes de consumo continúan en ascenso. Según un estudio del economista Martín Polo, alcanzaron un máximo de US$ 1.190 millones este año, debido a un aumento del 59,4% en las cantidades y a pesar de una baja en los precios del 6,7%.
Todo parece indicar que este será el panorama futuro para los fabricantes locales: un mercado reducido por los bajos índices de consumo y una mayor oferta debido a la apertura comercial y la ventaja cambiaria. Al igual que en 2024, el Gobierno busca reactivar la demanda con el regreso del crédito.
