En el programa Habrá Consecuencias que se emite por El Destape Radio, el periodista Ari Lijalad dejó en evidencia una vez más el nivel de ignorancia con el que muchos legisladores del PRO toman decisiones que afectan la vida de millones de argentinos. Esta vez, el foco fue la senadora Carmen Álvarez Rivero, quien protagonizó un momento vergonzoso al no poder responder una simple pero clave pregunta: ¿cuál es el costo fiscal del aumento a los jubilados?
Te puede interesar
Lo que siguió fue un papelón. Durante la entrevista, Lijalad le preguntó seis veces por el impacto fiscal del proyecto que busca mejorar los miserables haberes de nuestros jubilados. Seis veces la senadora no pudo dar una sola respuesta concreta. Balbuceó, se enredó, se puso visiblemente nerviosa y terminó dejando claro que no sabe lo que está votando.
Y sin embargo, esta misma tarde, votará en contra de ese proyecto. Es decir, se pronunciará en contra de un aumento para jubilados sin siquiera conocer los fundamentos básicos de la propuesta. ¿Por qué? Porque no les importa el contenido, votan por orden, por obediencia partidaria, sin revisar, sin leer, sin asumir la responsabilidad que implica representar a la ciudadanía.
Este episodio no fue un hecho aislado. Álvarez Rivero ya había protagonizado otro papelón institucional cuando, durante una comisión del Senado, intentó levantar la sesión antes de tiempo y retirarse. El problema fue que ni siquiera la acompañó su propio bloque, por lo que debió volver, visiblemente molesta, mientras el senador Mariano Recalde, vicepresidente de la comisión, asumía el mando como corresponde reglamentariamente.
Así, queda a la vista no sólo la improvisación y el desprecio por el trabajo parlamentario, sino también una profunda desconexión con la realidad de la gente. Mientras millones de jubilados cobran haberes indignos, senadores como Álvarez Rivero votan en contra de mejoras sin siquiera tomarse el trabajo de leer el proyecto o saber cuánto costaría.
El periodismo, cuando hace su trabajo con seriedad, deja expuestas estas miserias políticas. Y lo que mostró Ari Lijalad no es una anécdota más: es el reflejo de un poder legislativo que, en manos de personajes como esta senadora del PRO, actúa sin conocimiento, sin empatía y sin responsabilidad.
Mientras tanto, los jubilados siguen eligiendo entre comer, comprar los remedios o pagar la luz.
