La vicepresidenta y presidenta del Senado, Victoria Villarruel, volvió a encender la alarma por la situación financiera de la Cámara alta y advirtió que la falta de actualización de las partidas presupuestarias podría afectar el normal funcionamiento legislativo en 2026.
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En declaraciones a la prensa, Villarruel fue directa al describir el escenario actual y resumió la situación con una frase contundente: “Ya estamos en rojo”.
Según explicó, el Senado arrastra un desfasaje de fondos que no fue corregido en el proyecto de Presupuesto enviado por el Poder Ejecutivo.
La titular del cuerpo señaló que el problema no podrá resolverse durante el debate parlamentario previsto para los próximos días, ya que el texto presupuestario ya cuenta con media sanción de Diputados.
Villarruel cuestionó que el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo no contemple refuerzos para el Senado, pese al contexto inflacionario: “No hay antecedentes de que al Senado no se le actualicen las partidas”, afirmó, y agregó que otras áreas del Congreso sí recibieron incrementos.
También defendió la administración de los recursos disponibles y aseguró que se aplicaron criterios de austeridad: “Hemos sido muy cuidadosos con el gasto”, sostuvo, y explicó que se avanzó en una reducción de la planta de personal sin afectar derechos laborales ni generar futuros juicios contra el Estado.
La vicepresidenta recordó que el reclamo ya fue planteado semanas atrás ante legisladores libertarios y que, a partir de esas conversaciones, se iniciaron gestiones con el Ministerio de Economía.
La expectativa, indicó, es que el desajuste pueda resolverse por vía administrativa, sin necesidad de reabrir el debate presupuestario: “Eso lo tiene que resolver La Libertad Avanza”, remarcó, en referencia al espacio que conduce el Gobierno nacional.
Las declaraciones se produjeron luego de que Villarruel encabezara la inauguración de un oratorio dedicado a Santa María Antonia de San José, conocida como Mamá Antula, en el Palacio Legislativo.
El espacio, ubicado en el tercer piso del edificio, generó cuestionamientos desde algunos sectores religiosos no católicos.
Frente a esas críticas, la vicepresidenta defendió la iniciativa y señaló que se trata de “un lugar de recogimiento espiritual” dentro de un ámbito donde se toman decisiones institucionales de gran impacto.
