La estrella del funk, jazz y soul, Cory Wong, pisará por primera vez suelo argentino para una histórica noche en Buenos Aires.
El músico se presentará el 29 de marzo de 2026 en el C Art Media.
Las entradas se pondrán a la venta en la web de TuEntrada. La preventa será exclusiva para Club Ceroveinticinco. Registrándose en este forms vas a recibir un código para poder acceder a la misma.
Para Cory Wong, la música no es un acto de servicio. Su filosofía es simple y contundente: “mi objetivo como músico es servir a la canción; no intento ser llamativo, solo quiero que el groove se sienta innegable”. Desde su trabajo con Vulfpeck hasta sus giras solistas, Wong se consolidó como uno de los guitarristas más respetados de su generación, defensor del funk preciso y del ritmo como lenguaje universal.
El artista entiende que el sonido nace de las manos, no del equipo: “la gente suele pensar demasiado en el tono o los pedales, pero la verdad es que el tono está en las manos”. Para él, la conexión entre músicos es clave: “cuando estoy en el escenario estoy en un diálogo constante con los demás; se trata de crear una conversación que el público pueda sentir”. Por eso, valora tanto el silencio como las notas: “no hay que llenar cada espacio; el silencio también es una nota”.
De Vulfpeck aprendió el poder de la intención: “cada nota, cada golpe, cada pausa tiene un propósito”, y esa atención al detalle es lo que sostiene su sonido. Wong define su enfoque como una arquitectura rítmica: “la base tiene que ser sólida o toda la casa se derrumba”. En lugar de perseguir la perfección técnica, busca algo más humano: “no persigo la perfección, persigo la energía y la honestidad”.
Esa visión también se refleja en su manera de entender el éxito. “Para mí, tener éxito es poder despertarme y hacer música con gente que amo; el resto es un bonus”, asegura. Rechaza la idea de “llegar” en términos de fama: “si estás creando algo genuino, ya lo lograste”. Su ética de trabajo combina disciplina y alegría: “la gente cree que la disciplina mata la creatividad, pero es al revés: la disciplina te da libertad para explorar sin caos”.
Wong es heredero de una tradición que va de Prince a Nile Rodgers, dos figuras que moldearon su visión del funk: “Prince me dijo ‘tenés el funk’; eso fue todo lo que necesitaba escuchar”. Sobre Rodgers, añade: “nos mostró que la guitarra rítmica puede ser melódica, emocional y liderar una canción”. De ellos tomó la lección esencial: “el funk no es complejo, es compromiso; hay que mantenerse firme y hacer que el groove se sienta bien”.
Más allá del escenario, Wong mantiene una práctica rigurosa: “grabo todos los días y escucharme es el espejo más honesto que existe”. Esa autocrítica constante le permite crecer constantemente. Su relación con el público también es central: “cada show es una conversación con la audiencia; si los siento, toco distinto”. Por eso, define la música como un servicio: “servimos a la canción, al público y entre nosotros”.
En su esencia, Cory Wong representa un equilibrio entre técnica y alma, precisión y alegría. Lo resume con una sonrisa: “cuando tocás desde la gratitud, todo cambia; la gente lo escucha”.
