Death Before Dishonor regresará a nuestro país en el marco de gira por Latinoamérica este año.
La banda se presentará el sábado 11 de octubre a las 19 horas en el Centro Cultural Bula.
Las entradas ya se pueden adquirir en la web de AlPogo en este enlace.
"El hardcore es más que solo música; es una forma de vida, una mentalidad", aseguran con convicción. Lejos de dejarse tentar por los atajos o las modas, la banda estadounidense mantiene su brújula moral intacta: "No nos vendemos, no comprometemos nuestros principios. Eso es lo más importante para nosotros".
El grupo insiste en que su esencia se sostiene por algo más profundo que los acordes agresivos o los pogos sudorosos. "Es sobre la comunidad, la lealtad y el apoyo mutuo", dicen. Y eso se traduce tanto en su música como en su ética: "Siempre hemos sido una banda que cree en la honestidad. Lo que ves es lo que hay".
A medida que los años pasan, la banda reconoce que la perspectiva cambia, pero no la pasión. "El envejecer en el hardcore es interesante. La energía sigue ahí, pero la perspectiva cambia", reflexionan. La evolución no les asusta; al contrario, la asumen como una necesidad: "El sonido de la banda evolucionó, claro. No querés hacer el mismo disco una y otra vez. Pero siempre suena a Death Before Dishonor. No nos perdemos". En su visión, crecer y madurar no implica abandonar la rabia, sino transformarla: "Es una rabia más informada, quizás".
Aunque el hardcore actual difiera en formas del que ellos conocieron hace dos décadas, el espíritu persiste. "La escena hardcore es diferente a como era hace 20 años, pero sigue siendo fuerte. Hay nuevas bandas y nuevos fans, y eso es genial", reconocen. Para ellos, el legado tiene sentido si dialoga con el presente: "Es importante que las nuevas generaciones entiendan la historia y la ética del hardcore. Pero también tienen que encontrar su propia voz".
La familia y la lealtad son pilares igual de importantes que la distorsión. Death Before Dishonor no se concibe como un conjunto de músicos, sino como un vínculo fraternal. "La lealtad es la base de esta banda. Somos una familia", declaran. "Pasamos por mucho juntos, y eso te une de una manera que pocas cosas pueden". Ese lazo humano les permite resistir los altibajos de una industria que pocas veces es amable con los grupos de culto. "Cuando estás en el camino, ellos son tu familia. Se apoyan mutuamente. Hay una confianza total entre nosotros, tanto musical como personalmente".
Ese mismo espíritu trasciende las fronteras. "La amistad en el hardcore es algo real. Conocés a gente de todo el mundo y creás lazos. Esos lazos duran toda la vida". Y lo sintetizan con una frase que funciona como manifiesto: "El 'honor' en nuestro nombre es algo que nos tomamos muy en serio".
Incluso después de tantos años, Death Before Dishonor no parece dispuesto a aflojar. "Es increíble ver que todavía estamos acá después de tantos años. Nunca lo planeamos, simplemente sucedió". Esa permanencia es un resultado directo de la convicción: "Creo que la razón por la que seguimos es porque seguimos siendo apasionados por lo que hacemos". Sin fórmulas mágicas ni poses impostadas. "No hay atajos en esto", afirman con firmeza. Y agregan: "Siempre hemos creído en el trabajo duro y en ganarnos las cosas".
En un tiempo donde muchos se pierden en la ansiedad por destacar, Death Before Dishonor redobla la apuesta con valores que no caducan. "La integridad es clave en el hardcore. Si no sos real, la gente lo siente". La suya no es solo una banda: "La banda es una parte de nuestra identidad. Nos moldeó como personas". Como ellos mismos dicen: "El mensaje del hardcore, para mí, siempre fue sobre la perseverancia y nunca rendirse".
