John Lydon, conocido también como Johnny Rotten, cantante de la icónica banda Sex Pistols, llega con su proyecto Public Image Ltd a nuestro país.
La banda se presentará el sábado 11 de abril de 2026 en el C Art Media.
Las entradas ya están a la venta en la web de Passline en este enlace.
John Lydon: entre el amor, la pérdida y la fuerza de seguir creando
La figura de John Lydon, conocido primero por los Sex Pistols y después como líder de Public Image Ltd. (PiL), siempre se movió entre la irreverencia y la vulnerabilidad. Sus declaraciones recientes muestran a un artista que no sólo sigue defendiendo su música, sino también la memoria de Nora Forster, su compañera de vida, y la importancia de mantenerse firme frente a la adversidad.
“She was the love of my life — the reason for everything”, expresó en Rock and Roll Globe, al recordar a Nora. La pérdida lo marcó profundamente, pero eligió mirar hacia adelante: “Lo que me enseñó perder a Nora es que podés quitar lo más precioso y aún queda suficiente bondad para seguir adelante”. Para Lydon, la experiencia personal y la creación artística estaban unidas. Incluso tituló su disco End of World como declaración de principios: “Lo llamé End Of World por una razón — tenemos la elección de cómo termina este lugar, o nos importa un carajo o nos subimos los pantalones y nos preocupamos”.
Ese espíritu desafiante se mezclaba con la necesidad de encontrar momentos de ligereza: “A veces simplemente tenés que bailar y disfrutar de lo que importa”, dijo en la misma entrevista.
PiL también representaba para él un espacio de comunión creativa: “Esta es la mejor versión de PiL. Nos gustamos, por eso probablemente somos tan buenos… Soy un dictador benévolo y los muchachos sacan lo mejor de mí. Podemos hacer un ruido adecuado y también hacerte pensar”. Incluso los conflictos internos parecían parte del motor creativo: “Cada vez que entramos a un estudio hay una pelea garantizada… pero no hay animosidad, no se guarda el insulto. Somos una banda que puede disfrutar la montaña rusa emocional de la tensión y encontrar la salida”, contó en Bluebird Reviews.
Lydon hablaba de la música con un entusiasmo inquebrantable, más allá del género: “Escucho de todo, desde ópera hasta indie. Me emociona poner un CD o un disco y pensar en el esfuerzo que hizo cada artista al escribir, grabar y lanzar esa música”. Esa amplitud se traducía también en su exigencia sonora: “Tiene que sonar como ‘¡Aaarghhh!’, tiene que sonar como un maldito sistema de PA, tiene que hacer vibrar cada hueso y cada pliegue de grasa en mí”.
Pero detrás de esa intensidad también se escondía fragilidad. En The Guardian reconoció: “La preocupación de que decepcione a la gente, que me olvide de dónde estoy y lo arruine todo” seguía presente antes de cada show. Ese nervio convivía con su espíritu resistente: “No dejaré que los bastardos me aplasten”, repetía como un mantra contra las dificultades.
El paso del tiempo lo llevó a reflexionar incluso sobre los años de los Sex Pistols: “Fue demasiado caótico… demasiado condensado en tan poco tiempo. Y fue muy difícil tratar con la banda porque eran tan indiferentes conmigo. No entendían lo que hacía, ni les importaba mucho”.
La pandemia también golpeó duro a su círculo íntimo. Sobre Nora relató: “El confinamiento fue destructivo para su alma… siempre fue muy sociable, no podía entender por qué nadie venía, y los pocos que lo hacían tenían que usar mascarilla. Fue muy malo. Pero en ese momento estaba bien, mi familia estaba con ella y teníamos una pequeña unidad. Lo importante era que nunca se sintiera sola”.
A lo largo de sus palabras se percibe un hombre que, lejos de la caricatura del punk rabioso, mantiene un compromiso vital: ayudar, resistir y crear. “Creo firmemente que por eso estoy acá — para ayudar a los demás. Ese debería ser el foco de nuestras vidas. ¿Qué otra cosa podría importar?”, afirmó en Rock and Roll Globe.
