Monster Jam regresa al país para traer el espectáculo que asombra al mundo a suelo argentino en una fecha inolvidable para los amantes de los deportes de motor.
A pedido del público y por venta de entradas, el evento tendrá 2 fechas: el sábado 13 y domingo 14 de diciembre en el Estadio Único de La Plata.
Las entradas ya están a la venta en la web de BlueTeam Tickets en este enlace.
Monster Jam: motores, familia y la adrenalina que une generaciones
Pocos espectáculos combinan potencia, precisión y emoción familiar como Monster Jam. Lo que para muchos empieza como un juego con camioncitos termina convirtiéndose en un estilo de vida que mezcla velocidad, ingeniería y pasión por lo imposible. Así lo resume uno de sus pilotos: “Subo al camión mucho antes del show, me siento, respiro profundo y trato de calmar la mente; hay muchos factores que te aceleran, pero respirar me ayuda a bajar la ansiedad.”
El amor por los motores nació temprano. “Crecí en una zona rural de Pensilvania, rodeado de cuatriciclos, motos y herramientas. Ahí empezó mi interés por la mecánica… era el mecánico de acrobacias en moto y desde ahí llegué a Monster Jam.” Con los años, transformó ese impulso en carrera, aprendiendo en cada función: “Nosotros, los pilotos, seguimos aprendiendo en cada show. Me llevó diez presentaciones lograr la fluidez y el control exacto del volante.” Lo que más disfruta sigue siendo lo mismo que atrapa al público: “Cualquier cosa que implique saltar alto. Volar por el aire es una sensación increíble.”
Entre los recuerdos más intensos, destaca Houston, Texas, en 2017: “Fue donde hice mi primer backflip con el camión. Inolvidable.” En una competencia donde conviven veteranos de más de treinta años y nuevas generaciones, se enorgullece de formar parte del Triple Threat Series, un formato donde se manejan tres vehículos distintos en un mismo evento.
El cantante Kane Brown, fan declarado de Monster Jam, también confesó su entusiasmo: “Siento que todos soñamos con manejar un camión monstruo. Cuando lo vi, mi mente explotó.” Relató que pudo conducirlo un par de vueltas y “fue increíble, estar dentro de algo tan pesado y sentir ese poder.” Además, compartió la conexión con su familia: “Mis hijas aman Monster Jam. Les compré una pista de juguete y no dejaron de jugar; ahora estoy emocionado de tener mi propio camión para usarlo en la pista.”
El piloto Dan Evans lo vive desde adentro con espíritu de comunidad: “Empezamos como un asunto familiar, todos ayudaban —mecánicos, logística, soporte— y esa camaradería sigue siendo lo que nos impulsa.” En el show, combina espectáculo y técnica: “Trato de equilibrar el show con la seguridad; debajo del ruido hay hidráulica, suspensión, cronometraje… un error puede costar caro.”
Evans también destaca el alma del evento: “Nos encanta ofrecer un espectáculo que disfruten las familias. Ver las caras de los chicos cuando rugen los camiones, sentir esa energía, eso hace que la vida en la ruta valga la pena.” Y aunque la gira sea exigente, no la cambiaría por nada: “Mover equipos, viajar, armar escenarios… es duro, pero te da historias que ningún trabajo de oficina te daría.”
Desde el otro lado de la pista, el director del JMA Wireless Dome en Syracuse ve la magnitud del desafío: “Estamos literalmente levantando el techo. Hay una infraestructura enorme detrás de lo que el público ve: escenografía, seguridad, logística.” Organizar Monster Jam es un trabajo de precisión: “Coordinamos el armado de la pista, los cambios de asientos, el flujo del público y cada detalle técnico para que los camiones salten seguros y todos vean cada truco.”
Y sintetiza el espíritu que mantiene viva la llama de este fenómeno: “No es solo entretenimiento; es un desafío de ingeniería. Cada rampa, cada aterrizaje tiene que ser perfecto. Cuando Monster Jam vuelve, se siente la energía renovada: la gente está lista para el espectáculo otra vez.”
