Pocas bandas transmiten el frío, la oscuridad pero al mismo tiempo las vibraciones que prenden el cuerpo para moverse y bailar como Molchat Doma. La banda se presentará mañana 13 de noviembre en el C Art Media (entradas acá) y nos preparamos para otra noche imperdible en la ciudad porteña.
Nacidos en Minsk, en la antigua república soviética de Bielorrusia —uno de los lugares más marcados por la explosión de Chernobyl, evento que influyó notablemente en su estética sonora y visual—, el grupo eligió un nombre que significa “Casas en silencio”, reflejando esa atmósfera desoladora pero encantadora que se siente en sus discos. Su debut, S krysh nashikh domov, salió en 2017, seguido por Etazh en 2018, y comenzaron a ganar popularidad en YouTube y Bandcamp, cuando un usuario subió su música sin imaginar que terminaría viralizándolos en toda Europa Occidental.
El salto global llegó en 2020, durante la pandemia, cuando el silencio del confinamiento coincidió simbólicamente con su nombre. La canción “Sudno (Boris Ryzhy)” explotó en TikTok, alcanzando el puesto 2 del Viral 50 de Spotify y convirtiéndose en un himno de melancolía moderna. Luego de ese fenómeno, la banda empezó a girar por el mundo, debutando en Argentina el 8 de abril antes de ser parte del festival Coachella.
Su cuarto álbum, “Belaya Polosa” (2023), marcó una nueva etapa. “El proceso creativo se caracterizó por la experimentación y la búsqueda de un nuevo sonido”, explicó Raman, quien además reconoció influencias claras: “Songs of Faith and Devotion es uno de los álbumes principales que puedo escuchar sin parar”. Inspirados por Depeche Mode, incorporaron cajas de ritmo clásicas como la Alesis HR-16, la E-mu Drumulator y la mítica Roland TR-909. “No es un sonido totalmente digital; nos inspiramos en la atmósfera de los años 90”, contó el músico, amante declarado de los sintetizadores y del equipamiento analógico: “Me encanta coleccionar sintetizadores, guitarras, compresores, ecualizadores… Una de mis últimas adquisiciones, de la que estoy muy orgulloso, es el E-mu Systems Emax II”.
Sobre este nuevo trabajo, el trío reconoce un crecimiento palpable. “Es más emocional y técnicamente sofisticado”, admitieron, destacando también la importancia del concepto visual. “Queríamos mantener la misma temática brutalista en la portada, pero esta vez con una paleta vibrante porque sentimos que ese color describe mejor las emociones del álbum”.
La mudanza de Minsk a Los Ángeles también dejó su marca. “El traslado tuvo un impacto significativo en nuestro proceso creativo. Esta ciudad, con sus contrastes y su diversidad cultural, influyó en los temas y la atmósfera de Belaya Polosa”, explicó Pavel, aunque aclaró: “Nos recordamos constantemente quiénes somos y tratamos de no perder nuestra identidad”.
En lo sonoro, la banda mantiene una mente abierta. “Escuchamos heavy metal, hardcore, punk, trip-hop, IDM, EBM, hip-hop, indie y música de sintetizador”, contó Raman. Esa variedad se nota en el escenario, donde todo se vuelve más visceral: “Siempre disfruto viendo a los fans experimentar emociones. A veces vi gente llorar de felicidad. Eso demuestra que lo que hacemos no es en vano”.
Esa conexión emocional también se refleja en su relación con Latinoamérica. “Quizá sea la riqueza emocional de nuestros temas y su atmósfera lo que crea un ambiente especial”, reflexionó Yahor, quien además valoró el componente visual como parte esencial del mensaje: “Ayuda a transmitir la dualidad de nuestro sonido: temas oscuros con energía y movimiento”.
Molchat Doma volverá a envolver a Buenos Aires en su aura de oscuridad bielorrusa, brutalismo electrónico y emoción sintética.
