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¿Vuelve Sonic Youth? La publicación que ilusiona a los fans

Sonic Youth lleva ya casi 15 años disueltos como banda pero aún así su público aún continúa con su ilusión.

Viernes, 26 de septiembre de 2025 a las 18 00

Por Cristopher Martínez

Viernes, 26 de septiembre de 2025 a las 18:00

Una publicación en sus redes sociales encendió las alarmas y las esperanzas de los y las seguidoras de una de la bandas más icónicas de los años 90, Sonic Youth.

El conjunto que actualmente se encuentra separado, compartió una imagen en sus cuentas una imagen que no para de dar que hablar y generar expectativas de un posible regreso de la banda de Nueva York.

Mientras algunos dicen que es una reedición del álbum "Washing Machine" por sus 30 años, otros no quieren dejar de soñar con la posibilidad de una reunión. Ahora lo único que queda es esperar si Thurston Moore y Kim Gordon toman la decisión.

 

 

Las voces de ambos siempre estuvieron atravesadas por una pulsión de autenticidad. En entrevistas recientes, ambos revelaron reflexiones que resultaban cómo su legado va mucho más allá de Sonic Youth.

Moore, al presentar su esperado libro Sonic Life, definió su escritura como un acto de memoria y misterio: “Me gusta retener el misterio”, confesó en Rough Trade. Para él, esa obra era “una exposición de lo que toda esa energía compartida significaba… Quería mostrar cuán palpable y real era”. La pandemia le permitió concretar esa idea: “Empecé a poner la pluma en el papel en 2020/2021. Ese año fue realmente cuando hice la mayor parte de la escritura… en total me tomó unos tres años”.

Desde sus inicios Moore había sentido la necesidad de ir más allá de los discos: “Siempre quise escribir un libro de largo aliento… siempre tuve el deseo de tener un libro completo de escritura… pero estaba demasiado ocupado con los discos y las giras”. En ese cruce entre literatura y música, la noción política también aparecía: “Tengo la firme creencia de que cualquiera que hace arte… si lo pone en circulación, donde el dinero o algún tipo de intercambio social entra en juego, es inherentemente un acto político” (Performer Magazine).

Moore recordaba también la diferencia de épocas: “Antes de internet había mucho más misterio… Quise que Sonic Life retuviera algo de eso”. Esa misma tensión entre lo oculto y lo revelado parecía marcar todo su discurso.

Por su parte, Kim Gordon mantenía un espíritu rebelde y desafiante. En Monster Children afirmó: “Sí. Me gusta pensar que hay un poco de rebeldía en todo lo que hago”. Esa rebeldía tenía un objetivo: “Con suerte, una intervención en la música mainstream”. También reflexionó sobre el vínculo entre arte y ciudad: “Los artistas siempre estamos en la primera línea de la gentrificación porque buscamos lugares baratos para crear. Luego llegan las galerías, luego las tiendas, y así sigue”.

Esa relación con la creación no estaba exenta de tensiones: “Después de tanto tiempo haciéndolo… a veces me pasa más con el arte. Cuando empiezo a pintar y no tengo una idea conceptual detrás, puede ser un verdadero quilombo mental”. En cambio, con la música parecía fluir mejor: “En la música me resulta más fácil… aunque a veces no tengo una idea para una letra… eso se convirtió en la letra de BYE BYE”.

Su perspectiva sobre la identidad artística aparecía con claridad en Loud & Quiet: “No me veo como una música. Nunca aprendí convencionalmente a tocar, simplemente caí en eso”. Y sobre sus discos recientes: “Más y más mi práctica artística se ha fusionado. Vi esas canciones más como pequeñas películas o algo así… ahora todo el mundo es artista”.

En Blackbird Spyplane reveló otra parte de su proceso: “No sigo lo nuevo, en realidad… escucho mi colección de discos básicamente”. Su inspiración provenía de texturas y ritmos: “Me inspiro más en el ritmo que en la melodía… pongo lo que me gusta en el disco: beats, guitarras disonantes, mi estilo vocal y lírico”. Incluso podía jugar con lo sensorial: “Me gusta el sonido en el baño de un avión”.

En The Face mostró un costado más personal, hablando de su perro Linus: “Es un pastor australiano… quiere interactuar, pero se toma su trabajo demasiado en serio”. Y sobre la hiperconexión de la era digital fue tajante: “Hay gente que no recuerda un mundo sin teléfonos… pero a mí Instagram no me importa”.

En conjunto, las palabras de Moore y Gordon dejan ver cómo ambos cultivaban un arte que resistía lo convencional, ya sea desde la mística literaria y política de Moore o desde la rebeldía artística y experimental de Gordon. Un testimonio atemporal de dos figuras que, aún después de Sonic Youth, seguían expandiendo los límites de lo que significa crear.

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