La Patagonia petrolera atraviesa uno de los momentos más delicados de las últimas décadas.
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En distintas provincias productoras, la caída de la actividad en yacimientos convencionales está dejando a miles de trabajadores sin empleo.
Durante décadas, la actividad en campos maduros sostuvo la economía de numerosas ciudades del sur.
Hoy, la producción cae, las empresas reducen personal y los gremios advierten que la crisis social podría profundizarse.
La crisis petrolera deja más de 3.000 despidos en la Patagonia y Mendoza
Según estimaciones sindicales, en lo que va del año se perdieron más de 3.600 puestos de trabajo, aunque los cálculos más pesimistas superan los 8.000.
En Santa Cruz, los gremios hablan de una situación crítica. El sindicato de petroleros jerárquicos, que conduce José Lludgar, denunció 1.800 despidos en los últimos meses.
Pero en la actividad estiman que, sumando a camioneros, trabajadores de servicios y otras ramas vinculadas, la cifra podría llegar a 4.000.
La provincia comparte con Chubut la cuenca del Golfo San Jorge, que hace dos décadas concentraba casi la mitad de la producción de crudo del país y hoy atraviesa un declino acelerado.
A los yacimientos santacruceños llegaron equipos con el único objetivo de cerrar pozos y sanear pasivos ambientales, trabajos que tienen un horizonte limitado de dos años.
Chubut tampoco escapa al impacto. En mayo, la multinacional Halliburton despidió a 300 trabajadores en su planta de Comodoro Rivadavia.
Aunque la provincia todavía aporta volúmenes significativos de crudo, la baja de inversiones preocupa a los gremios y a las autoridades locales.
El golpe se siente también fuera del sector petrolero: el Centro de Empleados de Comercio denunció más de 500 despidos en el comercio en lo que va del año, y la caída del consumo se replica en gastronomía, hotelería y empleo informal.
En Mendoza, el conflicto se concentra en el norte provincial. Allí, la empresa Petróleos Sudamericanos tomó el control de seis áreas que YPF cedió a comienzos de año: Barrancas, Vizcacheras, La Ventana, Mesa Verde, Ceferino y Río Tunuyán.
Aunque la compañía anunció un plan de inversión de 600 millones de dólares para la cuenca Cuyana, los gremios aseguran que ya hubo 900 despidos. Las protestas incluyeron paros de actividad, frenados luego por la conciliación obligatoria.
Neuquén, pese al auge de Vaca Muerta, también registró despidos. El caso más resonante es el de NRG Argentina, dedicada al suministro de arena para fractura, que dejó a 600 trabajadores en la calle.
El gremio de camioneros realizó protestas en rutas de acceso a los yacimientos, aunque sin cortes totales.
La medida se extendió a Río Negro, donde además reclaman el pago de aguinaldos e indemnizaciones.
La estrategia de YPF de retirarse de campos maduros para concentrar recursos en la explotación no convencional en Vaca Muerta es parte del trasfondo de esta crisis.
Si bien el megaproyecto neuquino incrementa la producción, no alcanza a absorber a la mano de obra que pierde su empleo en las áreas convencionales.
En las localidades petroleras, la combinación de recorte de inversiones y cierre de pozos ya impacta en la vida diaria: cae el consumo, las ventas se resienten y crece la preocupación por lo que viene.
