El reciente encuentro de mandatarios del Mercosur, en territorio brasileño de Foz do Iguazú, se convirtió en un escenario de claroscuros. Mientras los líderes buscaban puntos de encuentro en materia de seguridad, las grietas políticas respecto a Venezuela y la impaciencia por la parálisis comercial con Europa marcaron el ritmo de la jornada del sábado.
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El choque de visiones sobre Venezuela
La crisis venezolana, influenciada por la postura de Washington, polarizó el debate. El anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, mostró su rechazo a cualquier medida de fuerza externa, advirtiendo que “una intervención armada en Venezuela sería una catástrofe humanitaria para el hemisferio y un precedente peligroso para el mundo”. En su discurso, también vinculó la situación con tensiones históricas al señalar que “cuatro décadas después de la guerra de las Malvinas, el continente sudamericano vuelve a ser acechado por la presencia militar de una potencia extrarregional”.
En la vereda opuesta, el presidente argentino Javier Milei alineó su discurso con la estrategia de Donald Trump. Milei no escatimó en críticas, definiendo al gobierno de Caracas como “la dictadura atroz e inhumana del narcoterrorista Nicolás Maduro”, asegurando que dicha gestión “extiende una sombra oscura sobre nuestra región”.
El laberinto comercial: Entre la UE y nuevas fronteras
La frustración por el acuerdo con la Unión Europea, postergado tras 26 años de tratativas, fue un sentimiento compartido. Ante las trabas impuestas por algunas naciones europeas, Lula apeló a la determinación de sus pares, afirmando que “sin voluntad política y coraje de los dirigentes no será posible concluir una negociación que ya se arrastra desde hace 26 años”.
Por su parte, el presidente paraguayo Santiago Peña propuso dejar de mirar exclusivamente hacia Bruselas. Con un tono pragmático, Peña declaró: “Seguiremos esperando en el altar a la UE, pero no podemos limitarnos únicamente a esperar a la Unión Europea. Hay numerosos países y regiones donde estamos más cerca de un acuerdo”. Bajo esta lógica, el bloque ya pone la mirada en mercados como Singapur, India y los Emiratos Árabes Unidos.
Frente común contra el crimen transnacional
A pesar de las distancias ideológicas, hubo quórum para activar la Comisión de la Estrategia del Mercosur contra el Crimen Organizado Transnacional. Este organismo busca centralizar la lucha contra el tráfico de drogas y personas. Sobre este punto, el mandatario uruguayo Yamandú Orsi destacó que “el Mercosur también debe ser el ámbito que permita a nuestros países articular esfuerzos para hacer frente a las amenazas y los desafíos que representan para la región el avance de la delincuencia organizada transnacional”.
Roces diplomáticos y financiamiento regional
La cumbre no estuvo exenta de tensiones bilaterales. Santiago Peña manifestó su incomodidad por fallos logísticos en la inauguración del Puente de la Integración, un episodio que, según sus palabras, le dejó un “sabor amargo”.
Finalmente, en el plano económico interno, Paraguay cuestionó la suficiencia de los recursos para el desarrollo del bloque. Peña calificó como escasa la propuesta de un nuevo fondo de 30 millones de dólares, argumentando que, para mantener el impacto real de hace tres décadas, el financiamiento debería escalar significativamente para estar a la altura del crecimiento económico regional.