Fuerza Patria inició su campaña este viernes en la Facultad de Medicina de la UBA, con el objetivo de ampliar su representación porteña en el Congreso.
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El principal orador iba a ser el senador Mariano Recalde, quien buscará renovar su banca en el Senado, acompañado por Itai Hagman, candidato a diputado, y Raquel Olmos, exministra de Trabajo.
El evento reunió a varias figuras del peronismo porteño, con presencia de legisladores nacionales y porteños, quienes respaldarán la propuesta electoral.
Fuerza Patria arranca su campaña con el foco en las elecciones de octubre
En lugar de hablar desde el escenario, como es habitual en estos eventos, Recalde optó por un formato distinto. “Nos habían propuesto hacer un acto tradicional, con discursos de los candidatos. Pero decidimos hacer algo distinto”, comenzó Recalde ante una multitud que esperaba escuchar sus propuestas.
El acto, que arrancó con la presencia de los principales candidatos de la boleta, fue un llamado a la acción y a la cercanía con los votantes. “Arrancamos la campaña hace un tiempo y dijimos que había que escuchar a la gente, recorrer los barrios. Y lo hicimos, fuimos a los lugares donde se sienten los problemas, donde se lucha contra el ajuste de Milei", explicó el senador.
En lugar de dar un discurso largo, Recalde sorprendió a los presentes: “Hoy no vamos a hablar nosotros desde acá, hoy va a hablar la gente”. Con esas palabras, invitó a sus compañeros de lista a bajar del escenario para escuchar las historias y los testimonios de los vecinos que han sido los verdaderos protagonistas de la lucha contra las políticas de ajuste impulsadas por el presidente Javier Milei.
“Nos acercamos a esos que están organizados, en las calles, los que estuvieron en las luchas, los que sienten la bronca, la impotencia. Esa impotencia la vamos a transformar en lucha, organización y victoria”, dijo Recalde, mientras bajaba del estrado junto a sus candidatos.
El primero en tomar la palabra fue Galileo, un joven de 21 años que compartió su experiencia personal en el contexto del ajuste:
"Son momentos muy difíciles. Yo estaba trabajando arreglando aire acondicionado, instalando, y el ajuste, la verdad, es que es un sector en el que pegó demasiado. Fue muy complicado. Yo había empezado una carrera, el profesorado de historia, pero la tuve que soltar porque no podía coordinar con los horarios. Estuve muy poco tiempo en la carrera, la verdad. Tuve que buscar un oficio más a corto plazo, algo más estable. El ajuste fue complicado, acomodarse fue muy difícil."
"Vivo con mi madre soltera y con mi hermano menor. Y bueno, la verdad es que es más fácil calcular a mediados de mes, y después estiramos. Los aumentos de tarifas, los servicios, el alquiler, todo se hizo muy complejo. Pero por suerte pude reconfigurar el oficio y la estamos sacando adelante. Empecé a estudiar electricidad y a trabajar con un gran compañero, que me tendió una mano en un momento jodido. Le agradezco mucho por eso. Ahora mi plan es esperar un par de años, acomodar todo este quilombo y, en algún momento, poder retomar la carrera."
Norma, del comedor en el barrio Saldías
"El comedor está en el barrio Saldías, que no figuramos en el mapa, pero sí somos el barrio ferroviario. Tenemos un comedor que da de comer a 176 beneficiarios. Se reparten viandas para la cena, se hace merienda y se reparte comida para los abuelos, los niños, la gente que se arrima de la calle. Todo viene de promoción social para abastecer la comida. Recibimos nada más que ayuda de promoción social, nada de la ciudad ni de la nación. Pero seguimos adelante. Damos de comer a 176 personas por día, y cuando hay más gente, también los alimentamos."
"Va mas familias, más gente, con este Presidente, no sé si decrle señor presidente porqeu creo que le queda muy grande con las cosas que está haciendo con los abuelos, con los discapacitados, con los niños. No tiene corazón. Veo gente durmiendo en la vereda porque no tiene ni para el alquiler, pero eso no se fija este señor. Le queda grande decirle señor Presidente, tiene corazón de adoquín. No tiene senitmiento".
"No hay urbanización, cloacas, limpieza, barrido, mantención, seguridad. Ahí a toda hora pasan, roban a las 3 o 4 de la tarde, no somos dueños de salir nisiquiera a mi me mandan a caminar, tengo que estar mirando para los 4 o 5 lados, que venga uno y me pegue o me afane algo. En mi caso personal a mi me vino 350 mil pesos de luz, nos están cobrando ni que fuera que viva en una zona residencial".
Lucila, 21 años
"Buscar trabajo en este tiempo es prácticamente imposible. Te piden experiencia en todos los lugares, pero ¿cómo vas a tener experiencia si salís del secundario? Estudio periodismo en Tea, pero conseguir un trabajo registrado es muy difícil. Los trabajos que tengo son esporádicos, generalmente fines de semana. Actualmente trabajo como niñera y en redes sociales, pero a veces edito cinco videos en un mes, o ninguno. Es muy complicado sostener los estudios con trabajos así. Vivo con mis padres y mi hermano, y mi proyecto era poder pagarme el terciario, pero no pude lograrlo. Por suerte, mis papás me sostienen."
"En mi círculo, la situación es la misma. Una amiga tuvo que trabajar en el negocio familiar porque no podían pagar a más empleados. Mi pareja tuvo que mudarse de su barrio a la provincia para poder trabajar. Es una situación muy complicada. Mi hermano estudia en la UNSAM y tampoco puede encontrar trabajo. Yo pensaba que era un problema mío, pero evidentemente no es así."
"Llegar a fin de mes es lo más complicado. Mi madre es docente de una escuela especial y mi papá hace repartos con la camioneta. Mi hermano está estudiando en la universidad pública. Primero, llegar a fin de mes es lo más difícil, y eso es lo que más nos preocupa. Pero también hay que pensar en cómo todo esto afecta a la autoestima y a la proyección personal. Yo, siendo joven, ni siquiera puedo pensar en independizarme, porque esa posibilidad se va anulando. A veces, mis aspiraciones se reducen a lo básico, como ir a tomar algo con mis amigas o con mi novio. ¿Se puede? No, no se puede. O muy pocas veces. Siempre es a costa de que alguien me dé algo de plata, mis amigas me ayudan, mi novio también, y mi familia también. Pero es realmente muy difícil hoy en día."
"Mi perspectiva hacia el futuro, en general, pasa por poner el cuerpo en las instituciones. El miércoles fue un claro ejemplo de eso, y tengo mucha esperanza de que cuando volvamos, va a ser distinto. No me queda ninguna duda de eso, porque acá está la juventud, las generaciones, apoyando un cambio real para el periodismo y para el kirchnerismo de la ciudad y de toda la Argentina. Mi esperanza es apostar por un proyecto de país donde yo pueda seguir mis sueños, donde pueda ser periodista, ejercer mi labor y no tener que estar renegando con mi familia a fin de mes. Con fuerza, pasión, y con Fuerza Patria en toda la Argentina va a ser así, y con la compañera Cristina Libre."
Reinaldo, jubilado
"¿Jubilado de la mínima? Sí, uno más entre millones de argentinos y argentinas. La estamos pasando muy mal, está muy dura la situación, este Gobierno está haciendo pelota, la verdad. Yo voy prácticamente todos los miércoles a la marcha, pero también es cierto que la represión viene cuando nos desconcentramos; toman algunos participantes aislados para justamente meter miedo, para que la gente no vaya. Pero bueno, la estamos llevando bien en las manifestaciones, nos organizamos, al entrar y al salir hacemos la vuelta a la plaza. Ahora estoy contento porque, desde adentro, desde el Congreso, vamos en la misma línea, con mayoría".
"Tenés que ajustarte en los alimentos, tenés que ajustarte en los medicamentos. Yo, por suerte, tengo los cuatro medicamentos básicos que necesito, pero ahora estoy tramitando otro, porque no me lo dan gratis, son 50 lucas por mes que tendría que poner con la jubilación mínima".
"Lo otro, claro, son los alquileres. Yo, en mi caso, no puedo hablar por mí porque vivo en la casa de mi suegra con mi esposa, y está todo bien. Pero en Capital Federal hay decenas de miles de familias que alquilan, y de ahí, muchos jubilados. Creo que un 20% de la población en esta ciudad alquila.".
"Lo que no es menos importante es que tenés que privarte de la recreación, de salir, de dar un paseo. Compramos carne una vez al mes, aprovechando la cuenta DNI. Una vez al mes vamos y compramos".
"Esto tiene mucha fuerza y se encaja con esta confluencia que se está dando entre la calle, la mayoría en el Congreso, las elecciones... Yo creo que vamos bien encaminados, es por ahí."
Fiorella, becaria del CONICET:
"Soy geóloga, la situación es bastante complicada. Nosotros no solamente para investigar necesitamos un sueldo digno, también necesitamos que los grupos de investigación tengan fondos para llevar a cabo los proyectos."
"Después de haber tenido mucho recorrido en carreras bastante complicadas, complejas, después acceder a una beca CONICET, que también es muy difícil, no nos encontramos en la mejor situación. No se puede vivir con el sueldo de un becario del CONICET porque lo bajaron un porcentaje altísimo de la llegada de este gobierno".
"Cuando yo me postulé, yo veía que mis compañeros, amigos, que tenían beca CONICET podían alquilar, vivir solos, llevar una vida más o menos digna. A mí me tocó, bajo este gobierno, un contexto completamente diferente a eso. Un contexto donde se dieron un recorte de más del 54% de becas doctorales. Y no solamente los becarios, que somos los que estamos iniciándonos en la vida, como en la vida académica, en la investigación, sino también los investigadores con un montón de trayectoria que hoy día tampoco llegan a cubrir sus gastos en su vida."
"Hoy en día en que nos encontramos en la vida diaria, compañeros, profesores con mucha trayectoria, los que admiramos mucho, que todo el tiempo, científicos, científicas que se están yendo del país, que dejan sus proyectos y todo su trabajo y se van porque no está viendo futuro en este momento".
"Yo tengo la suerte, el privilegio de estar viviendo con mi compañero, no ser el único ingreso, porque sino, en ese caso, sería imposible. O sea, una beca doctoral, que si uno tiene que alquilar, pagar despensas, servicios, lo que sea, se va más del 80% del sueldo. Así que es básicamente imposible, esta es una realidad. El 80% de lo que ganamos se va en gastos fijos muchas veces".
"Yo soy primera generación de estudiantes universitarios. Mis viejos son laburantes de fierros, son los dos zapateros, son mi orgullo. Fue difícil para mi, para mi hermana también, estudiar, lo pudimos hacer con la ayuda de becas que me dieron en la facultad. Fue muy importante, que me permitieron en su momento dejar de laburar, poder dedicarme full al estudio. Eso también, viendo a mis compañeros más jóvenes que están ahí, haciendo changas y haciendo malabares para estudiar y hacer otra cosa, es un privilegio. Y la situación que estamos ahora, donde uno llega, se recibe, cumple sus sueños, pero bueno, después la realidad te pega una trompada."
Fernando, 52 años, fonoaudiólogo, representa el colectivo de la discapacidad:
"Yo soy fonoaudiólogo, me especialicé en acompañar a infancias y adolescencias que tienen grandes problemas de comunicación. No sabés como te cambia la vida cuando tenés una persona con discapacidad. Tu proyecto de vida, sos papá, sos mamá, querés que sea como papá, que sea como mamá, y viene con esto, que tenés que ir por otro camino. Y ahí estamos los profesionales, acompañando, ayudando a cargar de amor porque hay que sufrir un duelo cuando viene un niño así a la familia. Y esas familias a veces terminan quedándose solo con mamá o solo con papá, y ahí estamos nosotros acompañando".
"Pensemos en Ciro. Ciro nació ciego, mamá se fue frente a esta barrera que tenía, y se quedó con papá. Se quedó con papá y se quedó con la abuela, pero no solo es ciego, sino que también tiene un diagnóstico de autismo, o sea que no puede ir a una escuela para ciegos, necesita una intervención que sea más fuerte".
"Ciro sale, su papá a trabajar, queda con su abuela, que es una persona grande que vive en Isidro Casanova. El centro está a cuatro cuadras de General Paz, en Lugano. Viene en su auto, tiene que incluir salud, a duras penas recibe su medicación. Llegó una carta este mes diciéndole que el 12 de septiembre era su último día de transporte, o sea que no se le quitaba la prestación del centro, pero sí se le quitaba el transporte".
"¿Qué significa eso? Que Ciro se queda en su casa. No puede ir más al centro todos los días para tener contacto con otros. La abuela de Ciro todavía está yendo todos los días, todavía no la atendieron, no le dieron una respuesta, y el transportista le dijo: 'Yo no te voy a cortar el 12, vamos a dejar hasta el último día de septiembre para que veas que lo puedas solucionar'.
"Veo ahí a muchos compañeros con discapacidad, militantes que están hace un montón de tiempo: Pedro, Fernando, Alejandro, sí, los veo a ustedes".
"Dejame que te cuente algo: Fernando, lo conocí en la marcha por la ley de emergencia en discapacidad, fue con sus muletas. Fernando, es bombero. Él nos ayudaba con los momentos que se nos prendía fuego las casas, él iba. Perdió la pierna, le sacaron la pensión, él que nos protegía a nosotros como estado, le sacaron la protección. Vivía en capital, se fue a Florencio Varela, está viviendo allá. ¿Dónde está el estado? Acompañando a las personas donde más necesitan nuestro apoyo".
Gonzalo, médico - Hospital Argerich:
"Era docente de esta facultad, de embriología, que es una materia de primer año. Hasta el 1 de septiembre que tuve que renunciar, porque no me daba el tiempo, no me daba la plata. Es la misma historia que se repite, que es la de todos los que trabajamos, y no le pude".
"Cuando yo trabajaba, cuando era docente, no era por la plata tampoco, pero no lo pude sostener más. Me tuve que conseguir otro trabajo, haciendo guardias, algo un poco más redituable, y ya no me daba el cuerpo para sostener algo que a mí me gustaba mucho, que era ser docente, de participar también del lugar que me formó, que yo me recibí acá hace ya cinco años. Y bueno, me tuve que ir".
"Estte empleo es precario, trabajo mal pago, y ahora, encima, con las políticas de este Gobierno, estamos mucho peor. Y cada vez hay menos estados donde se lo necesita. Y creo que la salud tiene que ser algo que tiene que ser una política de consenso de todos los Gobiernos, y este, obviamente lo está destrozando".
"Con el cierre del hospital Bonaparte, los despidos en las distintas direcciones, como el plan para prevención del embarazo o el plan para prevención del VIH, la tragedia que fue toda la regulación de distintos institutos del Gobierno, que llevó, por ejemplo, a la masacre del fentanilo... El problema de las residencias, así como se vetó la ley de emergencia en pediatría, eso venía de la mano con la emergencia en residencias nacionales también, que el ministro Lugones las quiso pasar a becas y sacarle derechos laborales a los residentes, que trabajamos todos los días más de 8 horas por día, en relación de dependencia, y nos quería sacar la obra social, los aportes jubilatorios, la antigüedad en el trabajo, derechos básicos que se perdieron, que se perdían hasta por lo menos que no se confirme el veto en el Senado".
"La gente pierde el laburo, la gente pierde su obra social, los hospitales se saturan, se colapsan. A la vez que reciben menos insumos, menos respaldo de la nación, que los trabajadores están en peores pagos, entonces también renuncian y se van, hay menos gente y menos capacidad para atender, y todo eso lleva a un deterioro tremendo de la atención y la salud de las personas y de los que trabajamos en los hospitales y centros de salud".
"Perdí un poco la libertad de elegir lo que quiero hacer, porque estás obligado a hacer guardias. Es la realidad de todos los residentes. Pregunten a cualquiera que conozca un residente, si su salida laboral, cuando termina una especialidad, no tiene que hacer guardias en algún lugar, o si a la par de la residencia, cuando encuentra un rato, no hace una guardia el fin de semana, o una guardia de noche. Y eso después no te deja hacer lo que vos querías o por lo que estudiaste, que en general es otra cosa. Que es solamente hacer guardias para tratar de sacar algo un poco más redituable".
"Yo creo que el trabajo se hace pesado, pero también es muy difícil, trabajar con las realidades de gente que está cada vez peor y que uno siente que quiere hacer todo para ayudarla, y no alcanza. No alcanza, por lo mismo que decían. Yo le tengo que decir a una paciente de actividad física, que pueda empezar a hacer algún deporte, que haga natación, pero eso es imposible en el barrio de La Boca, o los pacientes que se ven en Argerich, es ridículo pedir a alguien que coma, no sé, castaña del Cayú con chía. Impracticable".
"Encima si tenías PAMI, te recortaron los medicamentos, que también lo contaban, y vos ves que nada, no hay nada que puedas hacer. Y por más que quieras estar ahí, bancando una situación, es muy angustiante."