El Tribunal Oral Federal 6 escuchó este miércoles la declaración de Gabriel Carrizo, conocido como “el jefe de los copitos”, quien está acusado como partícipe secundario en el intento de asesinato contra la ex presidenta Cristina Kirchner el 1° de septiembre de 2022.
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El acusado explicó que los mensajes autoincriminatorios enviados por WhatsApp eran simples “fabulaciones” fruto de su inclinación por el “humor negro”.
En su intervención, aclaró que nunca deseó la muerte de nadie y que esas expresiones fueron “una joda” dirigida a personas cercanas, con las cuales bromeaba sin prever las repercusiones.
Carrizo insistió en desligarse del ataque y advirtió que nunca imaginó terminar encarcelado, alegando: “yo nunca me imaginé en una cárcel y siempre evito a la gente que anda en cosas malas”.
Al referirse a sus chats, sostuvo que los intercambios surgieron entre “gente de confianza” tras el atentado y que ni él ni sus interlocutores actuaron con intensión real, pese al tono amenazante de los textos.
Durante casi tres horas, Carrizo contestó preguntas de los jueces, la fiscal y su defensa, y reiteró que su estilo de vida incluye bromas pesadas, aunque no implican “imputación seria”.
El acusado también dijo que la vía penal debería discernir entre una expresión de joda y un plan delictivo, y lamentó haber enviado los mensajes, confesando: “Estaba entonado (…) les juro que nunca me lo tomé con la seriedad que tenía que ser”.