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Comenzó el juicio a los 14 policías por el crimen de Lucas González

Se trata del futbolista de Barracas Central de 17 años, quien fue baleado por la Policía de la Ciudad en noviembre de 2021. 

Jueves, 16 de marzo de 2023 a las 12 35,

Por Redacción

Jueves, 16 de marzo de 2023 a las 12 35,

El juicio por el asesinato del futbolista del club Barracas Central, Lucas González (17), baleado por agentes de la Policía de la Ciudad cuando salía de entrenar con tres amigos en noviembre de 2021, comenzó este jueves con 14 efectivos sentados en el banquillo de los acusados.

Tres de los policías acusados están imputados por homicidio y el resto por intentar encubrir el hecho y cometer torturas contra los chicos que sobrevivieron. Los uniformados serán juzgados en la Sala Amia de Comodoro Py.

Los once agentes restantes están siendo juzgados por el intento de encubrimiento ya que se comprobó que una réplica de un arma de fuego fue plantada en el interior del vehículo en el que iba Lucas con sus tres amigos, para simular que se trató de un enfrentamiento armado. 

Esta primera jornada declararán los tres amigos de Lucas (Joaquín Zúñiga, Julián Salas y Niven Huancaque fueron víctimas de torturas por parte de integrantes de la fuerza porteña, por lo que actúan como querellantes en la causa con representación del abogado Gregorio Dalbón, el mismo que representa a la familia González.

¿CÓMO SERÁ EL JUICIO?

Según estipula el cronograma del debate, la audiencia inicial comenzará con la lectura de la requisitoria de elevación a juicio y las acusaciones que pesan sobre los 14 imputados, que estarán frente al Tribunal Oral Criminal N°25, integrado por Hugo Navarro, Ana Dieta de Herrero y Marcelo Bartumeu Romero.

El cronograma previsto consta de 11 audiencias, a razón de una por semana, por lo que se estima que se extenderá hasta julio, según informaron a Télam fuentes judiciales.

LOS ACUSADOS

Los principales imputados son el inspector Gabriel Alejandro Issasi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva, todos ellos entonces integrantes de la División Brigadas y Sumarios de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad y actualmente detenidos.

A los tres se les adjudica ser coautores de los delitos de “homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial”.

Los otros acusados son Daniel Alberto Santana (50), Rodolfo Alejandro Ozán (54)Fabián Alberto Du Santos (51), Juan Horacio Romero (51)Jesús Chocobar (51), Roberto Orlando Inca (47)Héctor Claudio Cuevas (50), Sebastián Jorge Baidón (28), Jonathan Alexis Martínez (34), Ángel Darío Arévalos (34) y Daniel Rubén Espinosa (33).

Estos últimos están señalados en el requerimiento de elevación a juicio por haber intentado ocultar el hecho y por las torturas a los amigos de Lucas

EL DÍA DEL ASESINATO

El crimen ocurrió cerca de las 9.30 del 17 de noviembre de 2021. Lucas iba a bordo de una VW Surán junto a sus 3 tres amigos. Salían de entrenar y a pocos metros fueron interceptados por un Nissan Tiida de la Brigada de Investigaciones de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad, sin chapa patente colocada ni distintivos que lo identificara como un vehículo policial, del que se bajaron tres efectivos, armados y sin identificación.

Según las pruebas recabadas en el expediente, los adolescentes creyeron que esos hombres que les apuntaban eran ladrones que iban a robarles, por lo que intentaron escapar del lugar. En ese momento, los policías les dispararon desde distintos ángulos.

Un disparo de la Policía mató a Lucas. De inmediato los responsables intentaron tapar la situación y eso requirió torturar física y psicológicamente a los tres amigos, testigos directos del asesinato.

Además, los oficiales implicados intentaron instalar la hipótesis de que se había tratado de una persecución en la que abrieron fuego porque quisieron atropellarlos y porque vieron a uno de los supuestos sospechosos armado.

 Sin embargo, la Justicia estableció que ese relato era una farsa y que el arma hallada en el auto era una réplica que había sido “plantada” por los ahora acusados, en una de las maniobras para encubrir un caso de “gatillo fácil”.

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