Entre aplausos, gritos de “¡Viva la ciencia argentina!” y un “Argentina, Argentina” coreado en coro, finalizó el streaming que convirtió al Cañón Submarino Mar del Plata en escenario de un fenómeno viral. Por primera vez, una expedición científica en esta zona fue transmitida en vivo y alcanzó cifras récord: más de un millón de visualizaciones y miles de personas conectadas a diario para acompañar a los más de 30 investigadores argentinos embarcados junto al Schmidt Ocean Institute.
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En los minutos finales, los científicos desplegaron un cartel con la leyenda “Gracias por el apoyo”, firmado por el Grupo de Estudios del Mar Profundo de Argentina (GEMPA). Aunque la emoción era palpable, pidieron a la gente que no los reciba en el puerto: el cronograma es ajustado y, apenas amarren, deberán descargar equipos, embalar muestras y reencontrarse con sus familias.
La misión “Talud Continental IV” pasó 19 días en el mar. Mientras parte de la tripulación clasificaba y preservaba el material recolectado, Ignacio Chiesa (Centro Austral de Investigaciones Científicas - CONICET) y Diego Urteaga (Museo Argentino de Ciencias Naturales - CONICET) destacaban lo inédito del alcance. Más de 80 mil personas se conectaron en YouTube para ver criaturas como el “pulpo Dumbo”, estrellas de mar inusuales, calamares rojos y peces telescopio. Las imágenes superaron en audiencia a canales de streaming famosos.
Para Chiesa, el secreto estuvo en mostrar ciencia con acento local: “La gente se alegró de vernos trabajar mientras sonaba el mate y nos llamábamos por apodos”. El jefe de la expedición, Daniel Lauretta, lo definió como “una oportunidad única” para acercar la ciencia al día a día y explicar con claridad lo que suele quedar entre muros de laboratorio.
El corazón tecnológico fue el ROV SuBastian, capaz de filmar en ultra alta definición y recolectar muestras sin alterar el entorno. El Cañón Mar del Plata, a 300 km de la costa, es un laboratorio natural donde se cruzan la corriente cálida de Brasil y la fría de Malvinas, creando una biodiversidad excepcional.
Urteaga subrayó el rol decisivo de la educación y la financiación pública: “Somos producto del esfuerzo de un país que invirtió en universidades, becas y salarios para que hoy podamos estar acá. Schmidt pone la tecnología, pero el conocimiento para decidir qué, cómo y por qué se estudia es argentino”. Las muestras quedarán en el país para futuras investigaciones.
Cada jornada, la transmisión terminaba pero el trabajo recién empezaba: procesar y catalogar el material exigía máxima concentración. En ciencias marinas, contar con datos tan precisos sobre el lugar y la profundidad de recolección es un lujo, y esta expedición lo consiguió con la calidad y el orgullo de la ciencia hecha en Argentina.