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Quién es la mujer que saltó el protocolo de seguridad para despedir al papa Francisco

Se trata de Genevieve Jeanningros, de 81 años, amiga del pontífice y sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas secuestradas en la última dictadura argentina.

Miércoles, 23 de abril de 2025 a las 12 24

Por Thomas Dos Reis

Miércoles, 23 de abril de 2025 a las 12:24

En el último adiós al papa Francisco ocurrió algo particular: una pequeña religiosa saltó el protocolo y se colocó en uno de los lados para detenerse en oración durante varios minutos sin que nadie pudiera decirle nada: era sor Geneviève Jeanningros, amiga de Jorge Bergoglio y quien lo llevo ante los últimos de Roma, los feriantes y las transexuales.

La monja, de 81 años, de la orden de las Hermanitas de Jesús, era sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas secuestradas durante la última dictadura argentina por Alfredo Astiz, y se dedica desde hace 56 años a asistir a las mujeres transexuales y a los feriantes de Ostia, la costa de la región del Lacio.

Mientras los miembros de la Iglesia despedían al papa, la "enfant terrible" -nombre que le había acuñado el papa Francisco a esta religiosa- se acercó al féretro donde estaba Bergoglio para rezar y llorar en silencio.

A pesar de que no formaba parte del rígido protocolo que obligaba a los cardenales, obispos y personal del Vaticano a ser los primeros en dar el adiós al pontífice, nadie se atrevió a decirle a la religiosa que ese no era su lugar y allí permaneció durante varios minutos.

 

La relación del Papa Francisco con Genevieve

Sor Geneviève empezó cada miércoles a llevar a las audiencias generales a grupos de homosexuales y transexuales, muchas de ellas que ejercen la prostitución en esta zona degradada a las afueras de Roma.

En medio de la pandemia del coronavirus, junto con el párroco de la Santísima Virgen Inmaculada de la localidad de Torvaianica, don Andrea Conocchia, llamó a la puerta del cardenal limosnero Konrad Krajewski para que llevase ayuda a las personas que trabajan en las ferias y a la comunidad trans: unas 40 o 50 personas, muchas sudamericanas, que ya no podían trabajar.

Un miércoles acompañó a Claudia, a Marcella y a muchas otras transexuales para que conociesen al Papa, ya que a menudo, Francisco recibía en el Vaticano a grupos que Sor Geneviève traía de la mano. La devoción de la monja por su comunidad no solo se limitaba a las visitas, sino que también organizaba encuentros donde los más necesitados podían compartir sus historias con el Papa.

“Incluso una fue asesinada poco después de conocerse al Papa. Se habían tomado una foto juntos, se la llevé y él rezó por ella”, relató Sor Geneviève a los medios vaticanos, recordando cómo el Papa Francisco se solidarizaba con las tragedias que muchas de estas personas enfrentaban​.

Muchas de estas personas no podían trabajar debido a las restricciones, y la monja se convirtió en un vínculo vital entre ellos y la ayuda que necesitaban. Gracias a su incansable trabajo, en julio de 2024, Sor Geneviève logró que el Papa Francisco visitara el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes, una acción histórica que dejó una huella profunda en los corazones de quienes participaron en ese encuentro. 

Por todo esto, su acción para despedirse de su amigo no fue tomada a mal, sino más bien como un gesto de cariño.

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