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Segunda fecha Black Label Society Argentina 2026 Teatro Flores: cuándo y dónde comprar las entradas

Por entradas agotadas, la banda comandada por Zakk Wylde suma una segunda fecha en Argentina.

Martes, 25 de noviembre de 2025 a las 12 12

Por Cristopher Martínez

Martes, 25 de noviembre de 2025 a las 12:12

Black Label Society, banda liderada por uno de los mejores guitarristas del mundo, Zakk Wylde, vuelve a la Argentina y por entradas agotadas suma un nuevo show.

Antes de su show del 28 de abril de 2026 (sold out), el conjunto se presentará el 27 de abril en el Teatro Flores.

Las entradas ya están a la venta únicamente por sistema Passline en este enlace.

 

 

El guitarrista habló sobre el nuevo disco, su vínculo con Ozzy y la filosofía detrás de Black Label Society.

En un tono entre el delirio y la lucidez que lo caracteriza, Zakk Wylde volvió a mostrar que su sentido del humor es tan filoso como sus riffs. Al hablar sobre el próximo álbum de Black Label Society, lo hizo con ironía: “Vamos a seguir sacando singles hasta más o menos 2036. Y recién ahí sacaremos el álbum completo. La idea es superar a Chinese Democracy. Ese es el juego. Chinese Democracy tardó 15 años, nosotros apuntamos a 20. No a 16, a 20. Hay que ir con todo, hermano.” En la misma charla, dejó en claro que su vida cotidiana sigue atravesada por el absurdo más doméstico: “Mi alma estaba rota, y cuando descubrí que ya no había más manteca de maní con chocolate, quedé ciego de furia… Antes, en los viejos tiempos, era la cerveza. Si se terminaba la cerveza en el submarino, estabas perdido. Ahora es la manteca de maní y el chocolate.”

Wylde reflexionó también sobre su sonido y su herencia musical: “Con Black Label siempre hay Sabbath flotando en la sopa, junto con todo mi amor por bandas como los Stones, Zeppelin o Deep Purple. En este género, todo empieza por los riffs. Smoke on the WaterWhole Lotta LoveInto the Void: si el riff funciona, la canción es buena.” Y amplió esa idea con una comparación que pinta su filosofía: “Cada banda refleja lo que ama. Si escuchás a The Black Crowes, sentís en esa sopa a Humble Pie, los Rolling Stones, The Allman Brothers, The Faces. Guns N’ Roses son Aerosmith y punk. Cuando escuchás a un artista, sabés de dónde viene y qué ama.” Su consejo a las nuevas bandas suena a declaración de principios: “Tenés que hacer exactamente lo opuesto a lo que está de moda. Como si ni supieras qué está pasando. Cuando apareció Led Zeppelin, eran ellos mismos desde el principio. Sabbath también. Tocá lo que amás, y si a la gente le gusta, genial. Al menos estás en el escenario tocando lo que te gusta.”

La hermandad con Ozzy y la fe como brújula

El vínculo con Ozzy Osbourne sigue siendo uno de los pilares emocionales de su vida: “El chiste cuando le escribo a [Sharon] es: ‘Mirá, mamá, ojalá esto salga bien y Ozzy vuelva a encender la máquina’. Y ella me contesta: ‘Esperemos que sí.’” Wylde habló con cariño sobre su historia juntos: “Después de hacer Mama, I’m Coming Home y Crazy Train, no pensé que iba a ser la última vez que tocaríamos juntos o que vería a Sabbath. Imaginaba que nos volveríamos a cruzar cuando Ozzy hiciera otro disco. Me diría ‘venite a hacer tu diddly diddly’ o algo así. Nunca pensé que sería la última vez.” Y recordó una de las frases más simples y sabias que recibió del “Madman”: “Ozzy siempre decía: ‘¿Sabés qué significa Dios, Zakk? Agregale una O más — significa bueno. Sé bueno o andate.’ Es la verdad, hermano.” Sobre los archivos del pasado, se mostró sin certezas: “No sé si queda algo guardado. Cualquier demo o bonus track de los tiempos de No Rest o No More Tears ya debe estar afuera. Si hay algo, seguro Sharon lo hará público. Pero no sé qué hay en la bóveda.” También celebró el regreso de Rush: “Es genial que Rush vuelva. Eso es lo que Neil hubiera querido. La música que amamos es más grande que las personas que la escribieron. Es intemporal y levanta el ánimo de millones.”

Wylde habló sobre su proceso de escritura: “Creo que escribí un par de cosas desde entonces, pero cuando terminamos un disco, me desconecto. Espero hasta el próximo, y ahí digo: ‘¿Qué, tengo un mes antes de que vengan los muchachos? Perfecto, tengo un mes para escribir un disco.’ Y arranco a buscar riffs.” La rutina de gira la describe con naturalidad: “Hacemos cuatro shows seguidos, un día libre, cuatro más, otro día libre. Me encanta el set. Una vez que arrancamos, ni hacemos soundcheck. Nos miramos y parece que lo hicimos hace 45 minutos. Todos saben lo que tienen que hacer.” Sobre los días antes del parate global, recordó: “Estábamos de gira. Tocamos en el Rave, en Milwaukee. Ese fue el último show antes de que el mundo se cerrara. Y después de 22 meses, volvimos al mismo lugar. Se sintió como si hubieran pasado tres meses.” En contraste, también disfrutó el descanso forzado: “Amé cada segundo: levantarme, tomar café en casa con Barb, los chicos y los perros. Pasear con los perros todos los días. Disfrutar mi tiempo en casa.” Y entre risas, se permitió una reflexión sobre el paso del tiempo: “Tengo una revista Guitar Player con Keith Richards en la tapa. Dice ‘Keith Richards: 16 años con los Rolling Stones.’ ¡Dieciséis años! Cuando empecé con Ozzy, no recuerdo que el secundario pasara tan rápido. El secundario era como melaza subiendo una colina en enero.”

La religión según Black Label Society

Con su típico humor negro, Wylde explicó la esencia del grupo: “No tenemos fans, tenemos fams — familias. Es como los Grateful Dead con esteroides. Si ves a alguien con los colores puestos en un bar, charlás y terminás siendo el padrino de su casamiento.” Entre carcajadas, imaginó incluso el futuro de la banda: “Tal vez encabezamos la jodida fiesta post show. En el sótano.” Y resumió la experiencia Black Label con su característico caos espiritual: “No sé, hermano. Es una religión. ¡Una religión de confusión! Todos dicen ‘¿qué carajo está pasando?’ Pero todos están felices, y eso es lo que importa.” Su fe, como su vida, también tiene un toque bizarro: “Voy a la iglesia todos los domingos cuando estoy en casa. Sobre todo ahora que cambié el alcohol por pegamento.” Y como buen guitarrista devoto, rinde culto a los riffs: “Estábamos en la ruta con Dave. Es un buen tipo, lo conozco hace tiempo… No, no rezamos juntos. Hablamos de otra religión. ¡La religión de Jimmy Page! La religión de lo increíble.”

 

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