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El uso de la capacidad instalada de la industria está en los peores niveles desde 2002

La utilización de la capacidad instalada en la industria nacional cayó al 61% en octubre, lo que significa un retroceso frente al año anterior. La tendencia negativa está marcada por fuertes caídas en rubros sensibles como el textil, que opera apenas al 32,5% de su potencial, y la producción de caucho, plástico y papel.

Viernes, 12 de diciembre de 2025 a las 17 14

Por Redacción

Viernes, 12 de diciembre de 2025 a las 17:14

La utilización de la capacidad instalada en la industria nacional se situó en el 61% durante octubre, lo que representa un descenso frente al 63% registrado en el mismo mes del año anterior. Sectores como el textil operaron muy por debajo de la media, con una utilización de apenas el 32,5%. A pesar de la caída interanual, este indicador se mantuvo por encima del 60% por segundo mes consecutivo, dado que en septiembre se había ubicado en 61,1%.

Las mayores incidencias negativas en la comparación con el año pasado se observaron en la producción de caucho y plástico, y en la fabricación de papel y cartón.

  • Papel y Cartón: Pasó de utilizar el 72,9% de su capacidad instalada en el año anterior al 62,3%. Esta baja se atribuye, fundamentalmente, a una menor demanda en la elaboración de papel y cartón destinados a embalajes y envases.

  • Caucho y Plástico: Este sector alcanzó un nivel de utilización del 42,6% en octubre, cifra inferior al 48,9% registrado en el mismo mes del año anterior. La disminución es consecuencia directa de la menor fabricación de neumáticos y de manufacturas de plástico en general.

Por su parte, el sector de productos textiles registró un nivel de utilización de la capacidad instalada de apenas el 32,5%, una fuerte caída en comparación con el 47,8% que había alcanzado en octubre del año anterior. Este deterioro es producto de los menores niveles de producción de tejidos e hilados de algodón. Los datos internos confirman la gravedad de la situación, ya que la fabricación de hilados de algodón se desplomó un 34,7% interanual, mientras que la elaboración de tejidos y el acabado de productos textiles cayeron un 34,1% en la misma comparación.

La industria automotriz también mostró un retroceso, con un nivel de utilización de la capacidad instalada del 56,1%, por debajo del 61,2% del año pasado. Esta baja se explica por la menor cantidad de unidades ensambladas por las distintas terminales automotrices.

Alarma en la industria textil por la "Invasión de ropa de China"

La industria textil nacional enfrenta una severa coyuntura crítica debido a la apertura de las importaciones, un escenario donde la República Popular China se consolida como el principal suministrador. El sector manifiesta profunda inquietud por el acelerado crecimiento de las adquisiciones provenientes de ese país y alerta sobre el riesgo de perder los 500.000 puestos de trabajo que componen la cadena de valor completa.

La desregulación del régimen courier, la flexibilización aduanera y la falta de controles sobre plataformas digitales abrieron una puerta que China aprovechó como ningún otro país. Hoy, el gigante asiático no solo domina más del 70% del mercado textil importado, sino que también está desplazando la producción nacional y el trabajo argentino”, aseveró la Fundación Pro Tejer.

El informe de la entidad detalla que la indumentaria china accede al país sin las debidas certificaciones de calidad, sin valores de referencia establecidos, sin etiquetas, sin trazabilidad y sin la liquidación de impuestos, lo que le confiere ventajas insuperables para cualquier fabricante argentino.

Pro Tejer advierte que el impacto excede la simple oferta de ropa a bajo costo: detrás de estos ingresos, sostenidos por valores FOB históricamente deprimidos, se multiplican “las fábricas que cierran, los talleres que quedan a oscuras, los comercios que dejan de vender y los empleos que se pierden en silencio, sin que las personas desplazadas puedan reinsertarse”.

La entidad subraya que no solo se compromete la producción local, sino que se erosiona la red comercial y se pone en peligro una cadena de valor que sostiene a más de 500.000 trabajadores.