Según un informe reciente elaborado por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), a partir de un relevamiento de la Federación de Mayoristas y Proveedores del Estado de la Provincia de Buenos Aires (FEMAPE), entre marzo y abril se registraron nueve locales vacíos, frente a los cinco relevados entre enero y febrero de 2025. Si bien la base de comparación es baja, el incremento marca un deterioro significativo en un período muy corto.
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La recesión, el verdadero motor del cierre
El informe deja en evidencia que no se trata de un fenómeno estacional ni aislado. El aumento de locales cerrados es consecuencia directa de la recesión, que ya se traduce en caída del consumo, presión sobre los costos operativos, y un mercado interno paralizado. Los comerciantes, especialmente los pequeños y medianos, ya no logran sostener sus negocios frente a la falta de ventas y el encarecimiento generalizado.
El sector venía mostrando señales de recuperación tras la pandemia, y a fines de 2024 los centros comerciales de La Plata alcanzaban el nivel más bajo de inactividad comercial en años. Sin embargo, el giro recesivo que tomó la economía a comienzos de 2025, con ajuste fiscal, pérdida del poder adquisitivo y desplome del consumo, revirtió esa tendencia en apenas semanas.
Una ciudad que retrocede
Aunque el pico histórico de locales vacíos se dio en 2021, con cerca de cien comercios cerrados, la situación actual vuelve a encender las alarmas. En un contexto donde el Estado nacional impulsa medidas de ajuste severo y retrae el gasto público, los comerciantes enfrentan un escenario sin red: tarifas en alza, caída de ingresos y ningún tipo de asistencia.
El cierre de cada local no sólo representa un comerciante que se retira del mercado; también significa menos empleo, menos movimiento económico local y más calles apagadas.
El desafío de sostener la actividad
A pesar de las estadísticas que muestran una mejora respecto a los peores meses de la pandemia, el reciente repunte de locales vacíos revela que la recuperación real está lejos de consolidarse. Con una economía en contracción, inflación persistente y consumo en caída libre, los centros comerciales de La Plata están pagando el precio de un modelo que no contempla a las pymes ni al comercio barrial.
Mientras la recesión sigue haciendo estragos, la pregunta es cuánto más podrá resistir el tejido comercial de una ciudad que, sin políticas activas, está quedando a la deriva.
