Entre paredes silenciosas y habitaciones impregnadas de muerte, un hombre compartió su rutina diaria con el cuerpo sin vida de su madre, que yacía inerte en uno de los cuartos como si el tiempo se hubiera detenido la noche en que exhaló su último aliento.
Te puede interesar
La historia salió a la luz este lunes, cuando un pariente lejano—el hermano de la fallecida—decidió romper el silencio de los años y visitarla tras una década de ausencia. Lo que encontró fue un infierno doméstico congelado en el tiempo. Al tocar la puerta de la vivienda situada en la calle 74, entre 20 y 21, fue recibido por su sobrino, un hombre de 47 años, quien, con escalofriante calma, le confesó que su madre había muerto en noviembre de 2021, desplomándose sin aviso mientras compartían una cena. En lugar de acudir a las autoridades o buscar ayuda, optó por guardar el cuerpo... como un huésped silente.
El cadáver, encerrado en una habitación como un relicario de la muerte, permaneció allí, mientras la vida seguía su curso afuera. Nadie preguntó, nadie sospechó. Durante casi cuatro años, la descomposición avanzó lenta, implacable, hasta dejar solo huesos y un olor que, sorprendentemente, no alertó a los vecinos.
Ante semejante revelación, el hermano de la difunta alertó a la policía. Los efectivos de la Comisaría Octava llegaron al lugar y confirmaron el horror: los restos óseos de Marta Durand, de 77 años, estaban efectivamente donde su hijo había indicado. La Unidad Funcional de Instrucción N.º 7 tomó intervención inmediata y ordenó preservar la escena como si se tratara de un crimen ritual. La División de Casos Especiales comenzó a husmear en las tinieblas de esa casa donde la muerte se volvió rutina.
La causa fue caratulada como "averiguación de causales de muerte", pero las preguntas que flotan en el aire tienen tintes más oscuros: ¿Fue simplemente una negación patológica? ¿O se escondía detrás de esa decisión una motivación más fría, acaso económica? ¿Una mente quebrada por el duelo o un vínculo siniestro que no supo cortarse ni siquiera con la muerte?
La Fiscalía ordenó una autopsia sobre los restos, con la esperanza de reconstruir ese último suspiro. Mientras tanto, el hombre, aún libre, permanece bajo el ojo atento de los investigadores, envuelto en un aura de misterio y repulsión.
El vecindario, ahora sacudido por el hedor del espanto, no logra comprender cómo pudo haberse ocultado tanto horror durante tanto tiempo. Las diligencias forenses continuarán en los próximos días. Lo único cierto es que en esa casa, donde el tiempo se pudrió junto con el cuerpo, la muerte no fue un final... sino una presencia constante.
