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Ciencia argentina que salva vidas: desarrollan un test rápido y accesible para detectar virus y bacterias

En un escenario desafiante para la investigación científica nacional, marcado por el desfinanciamiento y los cuestionamientos al sistema público de ciencia, un equipo argentino logró una innovación clave en salud pública.

Sabado, 10 de mayo de 2025 a las 09 04

Por Redacción

Sabado, 10 de mayo de 2025 a las 09:04

En un escenario desafiante para la investigación científica nacional, marcado por el desfinanciamiento y los cuestionamientos al sistema público de ciencia, un equipo argentino logró una innovación clave en salud pública: el desarrollo de un test molecular rápido, preciso y económico capaz de detectar infecciones virales y bacterianas en menos de una hora. Este avance, íntegramente gestado en el país, reafirma la capacidad transformadora de la ciencia argentina cuando se la apoya y se orienta al bien común.

El test fue creado por Neokit S.A.S., un consorcio público-privado integrado por el CONICET y el Laboratorio Pablo Cassará S.R.L. Su tecnología permite identificar, con un solo reactivo y sin necesidad de equipamiento costoso ni personal altamente especializado, enfermedades como dengue, Covid-19, Chagas, viruela del mono, chikungunya y sífilis, entre otras. Su costo, además, es significativamente menor al de una PCR: alrededor de cinco dólares.

La base de esta innovación es un sistema colorimétrico sencillo: tras tomar una muestra —que puede ser de sangre, un hisopado o incluso tejido vegetal— se la coloca en un tubo con un reactivo. Si al cabo de una hora el líquido cambia de violeta a azul-celeste, el resultado es positivo. Su bajo costo operativo y su facilidad de uso lo hacen ideal para ser implementado en centros de salud con recursos limitados o en regiones alejadas.

Este desarrollo tiene una historia que se remonta a más de una década. En 2011, el biólogo Adrián Vojnov —investigador del CONICET en el Instituto de Ciencia y Tecnología César Milstein (CONICET-Fundación Pablo Cassará)— diseñó un kit para detectar el “dragón amarillo”, una enfermedad de los cítricos. A partir de ese punto de partida, y junto a la investigadora Carolina Carrillo, se enfocaron en adaptar esa tecnología para detectar el Chagas congénito, una enfermedad de difícil diagnóstico en recién nacidos.

El éxito de esas primeras experiencias motivó al equipo a avanzar hacia nuevas aplicaciones. Pero el gran salto llegó con la pandemia. En enero de 2020, apenas iniciado el brote de SARS-CoV-2, solicitaron muestras al Instituto Malbrán y, en un tiempo récord, ya en mayo tenían listo un test para Covid-19 tan sensible como una PCR, pero mucho más veloz y accesible. Durante los dos años siguientes, se vendieron más de seis millones de pruebas, muchas de ellas exportadas a países como Canadá, Colombia, El Salvador, Paraguay, Panamá y Bolivia.

“La experiencia acumulada nos permitió actuar rápidamente. Logramos responder con una herramienta concreta y efectiva en un momento de gran dificultad social”, recuerda Vojnov, destacando el valor del sistema científico público y su articulación con el sector privado.

Además de Vojnov y Carrillo, el equipo de Neokit lo integran las investigadoras Luciana Larocca y Fabiana Stolowicz (CONICET-ICT Milstein), y Santiago Werbajh (Fundación Pablo Cassará). Juntos demuestran que la ciencia argentina no solo tiene talento, sino también compromiso, creatividad e impacto.

En tiempos donde la continuidad del sistema científico argentino enfrenta enormes desafíos, este desarrollo es una prueba contundente de lo que puede lograr un país cuando invierte en conocimiento y en sus investigadores e investigadoras.

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