Monseñor Dante Braida, obispo de La Rioja y presidente de la Comisión de Pastoral Social, manifestó que “poner en situación de encierro a un chico no soluciona el problema de raíz”, subrayando la necesidad de abordar el tema de manera integral y multisectorial.
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El pronunciamiento de Braida llega en un momento crucial, cuando la Cámara de Diputados se dispone a dictaminar sobre la iniciativa impulsada por el Gobierno. Tras varias postergaciones, el próximo martes se reunirá el plenario de comisiones —Legislación Penal, Presupuesto y Hacienda, Familia, Niñez y Juventudes, y Justicia— donde el oficialismo confía en alcanzar el dictamen gracias a acuerdos con sectores de la UCR, el PRO, el MID y otros bloques aliados. Aunque el proyecto original, impulsado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, proponía fijar la edad en 13 años, el texto consensuado establece finalmente los 14 años como nuevo umbral.
Braida cuestionó el enfoque punitivo y llamó a reflexionar sobre las causas profundas de la delincuencia juvenil. “Creemos que es una realidad que debe ser abordada de manera amplia, para entender por qué un chico tan pequeño puede llegar a cometer delitos graves”, señaló. El obispo insistió en que la solución pasa por ofrecer instancias de prevención y recuperación, no por la penalización. “Lo que necesitan estos chicos son oportunidades. Las cárceles están sobrepobladas y muchas veces agravan las problemáticas en lugar de resolverlas”, advirtió.
El obispo también subrayó las carencias del sistema actual, destacando que no existen espacios adecuados para la detención de menores. De hecho, ninguno de los proyectos prevé partidas presupuestarias específicas para construir centros de detención juvenil, una preocupación que ya fue planteada por varios legisladores.
En este contexto, Braida dirigió un mensaje directo al presidente Javier Milei y a la ministra Bullrich: “Es necesario dar tiempo para que todos los sectores sociales puedan opinar y aportar propuestas diversas que apunten a las causas del problema”. Además, remarcó que la postura de la Iglesia no es aislada, sino compartida por numerosas organizaciones sociales.