El reciente nombramiento de Carlos Presti como ministro de Defensa generó un fuerte debate público, ya que se trata del primer militar activo en ocupar el cargo desde el retorno democrático. La controversia se centra en la figura de su padre, Roque Presti, quien tuvo participación directa en operativos represivos en La Plata durante la última dictadura militar.
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Roque Presti fue jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 y tuvo intervención en centros clandestinos como La Cacha y Arana, según constancias judiciales. También estuvo involucrado en operativos que marcaron la historia de la ciudad, entre ellos el ataque que terminó con el asesinato de Diana Teruggi en 1976 y el secuestro de Clara Anahí Mariani, nieta de Chicha Mariani y aún apropiada.
El nuevo ministro tampoco se ha pronunciado públicamente sobre ese pasado ni expresó posicionamientos vinculados a los crímenes de lesa humanidad cometidos por su padre, lo que generó cuestionamientos desde sectores de la oposición y organismos de derechos humanos.
Roque Presti también reconoció ante la Justicia haber recibido listados de personas para secuestrar y formó parte de La Noche de los Lápices, operativo en el que fueron secuestrados y torturados estudiantes secundarios de La Plata en septiembre de 1976.
La continuidad de estos antecedentes en la discusión pública vuelve a poner bajo la lupa la relación entre las Fuerzas Armadas, la memoria histórica y las decisiones políticas del gobierno nacional.
