Holsey se reunió cn el día de ayer con el presidente Javier Milei en la Casa Rosada, acompañado por la embajadora interina Abigail Dressel, el Ministro Luis Petri y altos funcionarios del área de defensa y estrategia. El encuentro se enmarca en un contexto de intensificación del vínculo militar entre ambos países, pero sobre todo, en una clara estrategia de contención frente al posicionamiento chino en Tierra del Fuego.
Tras el encuentro en Buenos Aires, Holsey se dirigira a Ushuaia, donde recorrerá la Base Naval Integrada, un enclave de creciente valor geopolítico por su proyección hacia la Antártida y su cercanía al Canal del Drake, una ruta bioceánica clave. La visita se suma a la que realizó el año pasado la entonces jefa del Comando Sur, Laura Richardson, quien también inspeccionó la zona en medio de alertas por el presunto interés chino en el desarrollo del puerto multipropósito de Río Grande.
Washington considera que la expansión de intereses chinos en el sur argentino —a través de inversiones en infraestructura, tecnología y energía— representa una amenaza directa a su influencia en la región. Según fuentes diplomáticas, la Casa Blanca observa con especial inquietud el rol de empresas chinas en Tierra del Fuego, que si bien generan empleo, podrían convertirse en plataformas de proyección estratégica de Beijing en el Atlántico Sur y hacia el continente antártico. En marzo pasado, el Gobierno habilitó la operación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército nortamericano en la Hidrovía Paraná-Paraguay.
En este escenario, la base de Ushuaia ha adquirido un nuevo protagonismo. Estados Unidos impulsa su fortalecimiento como polo logístico y punto de proyección soberana argentina hacia la Antártida, una zona de creciente tensión por reclamos superpuestos con Chile y el Reino Unido. “No se trata sólo de las Malvinas. El interés de fondo es el control sobre la proyección continental antártica”, señaló una fuente del Ministerio de Defensa argentino, subrayando la importancia de la presencia nacional en el continente blanco.
La política exterior del gobierno de Javier Milei ha reforzado el alineamiento con Estados Unidos. Como gesto de confianza, el mandatario se comprometió a congelar el proyecto nuclear Atucha III —financiado por China— y detuvo la construcción del reactor Carem, marcando un quiebre en la histórica cooperación energética con Beijing. Esta orientación fue explicitada por Milei durante la visita de Richardson, cuando vinculó directamente la alianza con Estados Unidos a la defensa de la soberanía en las Islas Malvinas.
El Comando Sur, encargado de las operaciones militares estadounidenses en América Latina y el Caribe, considera a Tierra del Fuego un punto estratégico para la seguridad hemisférica. La región, próxima al disputado canal bioceánico y con dificultades de calado similares a las del canal de Panamá, está siendo observada como una posible alternativa logística y de proyección geopolítica. Holsey llega para evaluar de primera mano esa situación y reforzar la cooperación militar como instrumento de influencia en una zona cada vez más codiciada por las potencias globales.