Aunque los índices oficiales no muestran un desempleo disparado (pasó del 5,7% en el último trimestre de 2023 al 7,9% en el primero de 2025), los datos fríos esconden una realidad mucho más preocupante: bajo la gestión de Javier Milei y Luis Caputo, el mercado laboral se volvió más excluyente, más inestable y profundamente desigual. Detrás del relato de “libertad”, el gobierno consolidó un modelo que naturaliza la fragilidad laboral como norma.
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Un informe del Centro de Innovación de las Trabajadoras y los Trabajadores (CITRA), perteneciente al Conicet y la UMET, alerta sobre este retroceso mediante la elaboración del Índice de Fragilidad Laboral (IFL), que alcanzó en 2024 el 37,2%, una de las cifras más altas desde que hay registros. Solo fue superado en 2020, en plena pandemia. El dato revela un deterioro estructural que, lejos de ser coyuntural, se profundiza año a año.
Este índice analiza tres dimensiones críticas: el déficit de empleo (cantidad de puestos), la precariedad laboral (calidad de los trabajos) y la relación entre ingresos y pobreza. En todas ellas, el panorama es desolador. En 2024, el déficit de empleo alcanzó el 11,7%, lo que refleja un acceso insuficiente al trabajo y a la estabilidad. A esto se suma la precarización laboral, que ya afecta al 52,4% de las personas ocupadas: más de la mitad de quienes tienen empleo lo hacen sin derechos ni garantías básicas.
Pero son los jóvenes quienes llevan la peor parte. En este grupo, el IFL subió al 45,6%, con especial impacto en varones y mujeres jóvenes. La falta de oportunidades, los contratos basura y los ingresos por debajo de la línea de pobreza se convirtieron en moneda corriente para una generación sin horizonte. Entre las mujeres jóvenes, el nivel de déficit de empleo sigue siendo el más alto del mercado.
Las políticas del gobierno nacional no solo ignoran esta crisis: la agravan. La flexibilización laboral, la desregulación del mercado, el debilitamiento de los organismos de control y la destrucción del salario real están generando un nuevo paisaje laboral: más injusto, más vulnerable y más hostil para quienes intentan sobrevivir sin redes de contención.
El trabajo ya no garantiza derechos ni dignidad. La Argentina que promueve Milei parece tener lugar solo para quienes pueden pagar por todo. El resto, queda librado a su suerte.