La sesión del Senado quedó marcada por un inédito episodio cuando el líder del bloque Unión por la Patria, José Mayans, debió puntualizar a la presidenta del cuerpo, Victoria Villarruel, que no podía invalidar decisiones diciendo que “tres proyectos no contaban con dictamen”.
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En ese contexto, Mayans recordó que la presidenta no tiene potestad interpretativa: “Usted no puede definir porque usted es del Poder Ejecutivo. Usted viene acá como árbitro. Es como que venga el árbitro y patee el penal”, lo que obligó a que Villarruel pusiera a consideración de los senadores las iniciativas.
Ante un tablero de votación que falló, Mayans también criticó al presidente provisional Bartolomé Abdala, quien presidía la sesión: “A mí me dijeron que (Ezequiel) Atauche fue y sacó el fusible del tablero… es una vergüenza”, lo que dejó al descubierto la debilidad operativa de su conducción.
Además, con gesto crítico, advirtió a Abdala que si no iba a votar no debería presidir la sesión: “Si usted considera que es inválido y se va a abstener, retírese, no puede presidir”, y reclamó que entregue el mando a otra senadora más coherente con el reglamento.
De este modo, Mayans terminó ejerciendo un rol clave al marcar límites institucionales en una sesión atravesada por el boicot del oficialismo, que buscaba impedir el tratamiento de proyectos clave como el aumento jubilatorio y la emergencia en discapacidad.
El episodio dejó al descubierto una tensión interna política y técnica: mientras Villarruel intentaba conducir de forma parcial, el senador formoseño asumió el control interpretativo del reglamento para garantizar el funcionamiento legislativo.