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Alarmante suba de casos de la tos convulsa: en 2025 ya se registraron más de 600

Una alerta sanitaria se disparó en Argentina por el resurgimiento de la tos convulsa (coqueluche), con más de 600 casos y siete muertes en menores de dos años en lo que va de 2025. El brote, que triplica las cifras del año anterior, se agrava por la baja cobertura de vacunación, con más de 115.000 lactantes sin esquemas completos.

Lunes, 01 de diciembre de 2025 a las 22 37

Por Redacción

Lunes, 01 de diciembre de 2025 a las 22:37

La tos convulsa, también conocida como coqueluche, reactivó las alarmas de salud pública en nuestro país. El reciente Boletín Epidemiológico nacional indica que se han registrado más de 600 casos en lo que va de 2025, con el trágico saldo de siete muertes en menores de dos años.

La situación genera gran preocupación entre las autoridades y los pediatras, ya que la baja cobertura de vacunación en el país intensifica la transmisión y dificulta el control del brote. Esta infección, causada por una bacteria altamente contagiosa, puede acarrear complicaciones severas en lactantes, incluyendo neumonía, daño neurológico permanente y convulsiones.

Durante 2025, Argentina experimenta un marcado incremento en la incidencia de tos convulsa, con cifras que triplican las del año anterior. Hasta noviembre, el Boletín Epidemiológico confirmó 627 casos (sobre un total de 4.825 notificaciones) y los siete decesos mencionados, todos ellos en niños menores de dos años.

La enfermedad se ha detectado en varias provincias, siendo las más afectadas Buenos Aires, Córdoba, Salta, Mendoza, Santa Fe, Tierra del Fuego y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La circulación no se limita a los lactantes, pues también se han registrado diagnósticos en adultos y adolescentes.

La Organización Panamericana de la Salud ya había advertido previamente sobre el resurgimiento de la coqueluche en la región. Los especialistas destacan que la enfermedad es sumamente contagiosa y puede persistir entre 4 y 8 semanas.

Foco en Santa Fe

El Ministerio de Salud de Santa Fe reporta 57 casos, concentrándose la mayoría en Rosario (con 37 contagios, más del 80% de los totales) y La Capital (con tres). Otros departamentos como General López, Caseros, Constitución y Castellanos también suman afectados.

Los menores de un año, que tienen esquemas de vacunación incompletos, siguen siendo el grupo etario más vulnerable, con 20 casos confirmados. La circulación en personas mayores se evidencia con 13 casos en niños de 10 a 14 años y 8 en adultos. La muerte de un bebé en Villa Gobernador Gálvez, cuya madre no había sido inmunizada durante el embarazo y él tampoco había recibido vacunas, subraya la crucial importancia de la protección materna.

El problema de la cobertura vacunal

El avance del brote coincide con una caída en las tasas de vacunación obligatoria. Actualmente, más de 115.000 lactantes no han completado sus esquemas, dejándolos desprotegidos ante enfermedades prevenibles.

  • La cobertura de la quíntuple y la antipoliomielítica para los seis meses descendió alrededor de 10 puntos respecto al periodo prepandemia.

  • La triple bacteriana acelular (dTpa) para adolescentes de 11 años cayó del 82% al 54%.

  • La cobertura en embarazadas apenas alcanza el 69%.

Las autoridades sanitarias insisten en la necesidad de respetar los calendarios obligatorios y reforzar las dosis. Los profesionales recalcan que la inmunización es la herramienta principal para prevenir el padecimiento y controlar la propagación de los brotes.

La infección se caracteriza por un cuadro respiratorio grave que se desarrolla en tres etapas:

  1. Fase catarral: Síntomas iniciales similares a un resfriado común.

  2. Fase paroxística: Tos violenta y repetitiva, acompañada de un sonido agudo (estertores) y posibles vómitos.

  3. Fase de convalecencia: Disminución progresiva de la intensidad de la tos.

En bebés de menos de seis meses, los episodios de tos pueden manifestarse como apnea, convulsiones y presentan un alto riesgo de muerte.

El diagnóstico se establece mediante un análisis de secreciones nasales para confirmar la presencia del microorganismo. El tratamiento inicial, basado en antibióticos como la eritromicina, resulta efectivo solo si se administra en las primeras fases de la enfermedad, aunque frecuentemente el diagnóstico se realiza de forma tardía.

Los tratamientos de soporte incluyen la monitorización respiratoria, aporte de oxígeno, administración de líquidos intravenosos y, ocasionalmente, el uso de sedantes. Se recomienda no utilizar jarabes antitusivos ni expectorantes, ya que no mejoran el cuadro ni reducen el contagio.

La prevención sigue siendo el método más eficaz: incluye la vacunación de lactantes, refuerzos en la adolescencia y la infancia, y la aplicación de dosis en el embarazo para proteger al recién nacido. Adicionalmente, se aconseja aislar a los menores no vacunados durante brotes activos y extremar los cuidados en situaciones de contacto cercano con bebés.

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