Hace unos minutos, Tribunal Federal del Distrito Sur de Nueva York dictó su veredicto en un caso que mantiene en vilo a la industria del entretenimiento. Tras tres días de deliberación, el jurado declaró culpable a Sean, "Diddy" Combs en dos cargos de transporte con fines de prostitución, mientras que resultó inocente en los cargos de conspiración de crimen organizado y tráfico sexual por fuerza o coacción.
El juicio se había iniciado el 5 de mayo de 2025, marcando un punto de inflexión en una causa judicial de gran impacto mediático. Según los reportes, el músico enfrentaba cargos vinculados a abusos sexuales, coerción mediante drogas y episodios denominados "freak-offs" —fiestas privadas con prácticas extremas documentadas por videos exhibidos como evidencia. Testimonios clave fueron aportados por varias mujeres, entre ellas Cassie Ventura, así como por un estilista, un diseñador y personal de seguridad, quienes describieron un entramado de violencia, sobornos y encubrimiento de pruebas.
Culpabilidad parcial y una posible condena de hasta 20 años
Con el veredicto ya firme, el artista enfrenta una pena máxima de 20 años de prisión, a razón de 10 años por cada cargo. La fiscalía solicitó una condena mínima de 51 meses —unos 4 años y 3 meses— y exigió que permanezca detenido hasta la sentencia definitiva.
El tribunal rechazó la solicitud de libertad bajo fianza, a pesar de la oferta de US$ 1 millón presentada por la defensa. De este modo, el acusado continúa bajo custodia hasta que se defina la pena que deberá cumplir.
Más de 100 investigaciones y un documental en camino
Este juicio no es un hecho aislado. Según reportes de prensa y documentos judiciales, existen más de 100 investigaciones en curso, con miles de posibles víctimas en distintas jurisdicciones. Asimismo, ya se habían presentado múltiples demandas civiles previas por agresión sexual.
La defensa del músico: consentimiento, estilo de vida y negación del crimen organizado
Durante el proceso, la defensa argumentó que todas las relaciones mantenidas por el acusado fueron consensuadas, en el marco de un estilo de vida de intercambio sexual. Reconocieron la existencia de violencia doméstica, pero negaron cualquier vínculo entre esas situaciones y los cargos criminales específicos que se le imputaban.
En ese sentido, sostuvieron que los encuentros íntimos fueron acordados entre adultos, y que las fiestas “freak-offs” eran conocidas por todos los participantes. La defensa buscó deslegitimar los testimonios de los denunciantes, alegando contradicciones, intereses económicos y exposición mediática.
A lo largo del juicio, el equipo legal del músico intentó pintar una imagen de vida privada excéntrica, pero no delictiva, y remarcó que la fiscalía no pudo demostrar la existencia de coerción sistemática o de una estructura organizada detrás de los hechos.
A pesar de esas argumentaciones, el jurado falló en contra en dos de los cargos, lo que podría sellar una condena severa, mientras que el acusado se prepara para apelar.