Luego de su éxito en el Teatro Vorterix, el show "Pappo X Juanse" llegará La Plata.
El músico presentará en vivo su show tocando canciones de icónico guitarrista el 15 de agosto en el Ópera La Plata.
Las entradas ya están disponibles en boletería y en la web de Livepass en este enlace.
“Nunca sentí nostalgia de nada… hacer esas canciones es mi manera inconsciente de ejercer mi nostalgia, pero lo hago porque me gustan los temas fundamentalmente”, asegura. El tiempo no lo arrastra, pero lo toca. Y esa conexión interna con el pasado no es un anhelo de juventud, sino una pulsión vital: “La explicación es que yo no quiero volver a tener 20 años, pero interiormente los tengo, entonces eso es lo que hace que siga conectado”.
Esa conexión generacional —entre lo que fue y lo que aún vibra— también se expresa en su forma de pararse frente a una banda: “Uno piensa que te miren y ve un tipo que está todo el día sentado leyendo siempre el mismo libro… la energía no va a ser la misma que si me mira a mí”. Con décadas en los escenarios, todavía lo considera un reto: “Es un desafío estar tanto tiempo en el mundo del rock”.
La autenticidad lo sostuvo cuando nada más parecía hacerlo. “Éramos chicos de barrio y nos tocó vivir el inicio de la época de la droga en los ‘80. Tuvimos experiencias de todo tipo, nunca traumáticas.” Su camino lo cruzó con figuras como Pappo o los Rolling Stones, pero fue en la fe donde encontró la brújula definitiva.
“Dios se manifestó… No puedo estar mucho tiempo sin ver la imagen de la Virgen o de Cristo… en un estado de oración permanente”, confiesa. No es una pose ni una etapa: es su vida. “Solamente no me resigné a no ir el domingo a la misa… me vino increíble”, dice sobre su retorno al ritual. La fe se volvió su única dependencia real: “A los vicios los deja el cuerpo, porque, justamente, lo que necesitás tarde o temprano es comunicarte con Dios”. Y el vacío que antes lo rodeaba ahora tiene un nombre claro: “La cocaína te vacía el alma”.
Para él, la espiritualidad no se mide en milagros: “Fijate lo del Vía Crucis… Nosotros no tenemos fe porque Dios haga milagros, tenemos fe porque Dios existe.” Y su eje está bien marcado: “No respondo a nadie más que a Dios, concretamente a Jesucristo y a la Virgen María, que son los que me dan la fuerza y la seguridad de estar haciendo lo que corresponde con respecto a mi vida”.
Aun así, no pierde el ojo crítico sobre el sistema que rodea al arte. “Tocás en Caleta Olivia, van 50 personas y te pagan como si hubieras ido al Madison Square Garden”, dispara sobre el absurdo de ciertos cachets. Y va más allá: “El Estado estaba demasiado extendido… hay cosas que son irregulares… le hace mal al ambiente musical”. No hay temor en incomodar, tampoco en incomodarse. “Se va dando, pienso que se va a ir construyendo en la medida que vayamos recorriéndolo”, reflexiona sobre lo que viene después de la pandemia.
En Juanse conviven el niño de barrio, el rockero de estadios y el creyente que reza cada día. Pero no hay contradicción. Hay una continuidad firme que sostiene su presente. La música, la calle, la fe. Todo eso es parte del mismo camino. Y en ese trayecto, la brújula no cambia: “Dios existe”.