Uno de los bajista de jazz más prestigiosos del mundo, Richard Bona, vuelve a la Argentina para deleitarnos con su increible virtuosismo.
El músico se presentará el 16 de septiembre en el Teatro Coliseo.
Las entradas tendrán una etapa de preventa exclusiva para clientes Santander (3 cuotas sin interés) que ya disponible en la web de Ticketek en este enlace y la venta general será en la misma web a partir del lunes 28 de julio.
El virtuoso bajista y compositor camerunés Richard Bona sigue transmitiendo una visión de la música como un lenguaje universal capaz de trascender fronteras y conectar almas. “La música es mi vida, es mi forma de expresarme, de comunicarme con el mundo”, afirma, y añade que para él es “un lenguaje universal que no necesita palabras”. En cada concierto siente “una conexión profunda con la gente, con sus emociones”, una experiencia en la que “no hay barreras, no hay fronteras”.
Para Bona, el jazz es un organismo vivo, en constante búsqueda: “Creo que el jazz es una música que está viva, que siempre está evolucionando. No se trata de repetir lo mismo, sino de buscar, de explorar nuevos sonidos, nuevas ideas”. Su aproximación creativa es “una conversación constante, una improvisación que nunca termina”, donde la estructura es solo un punto de partida: “Es como construir una casa: necesitas los cimientos, pero luego puedes decorar como quieras”.
La autenticidad y la emoción son su brújula: “Lo más importante para mí es la autenticidad. Tienes que ser honesto con vos mismo y con tu música. Si no lo sientes de verdad, la gente lo nota”. Bona reconoce que “la técnica es importante, sí, pero no lo es todo. Lo más importante es el sentimiento, la emoción. Puedes tocar todas las notas perfectas, pero si no hay alma, no es música”.
Su vínculo con la audiencia es profundo: “La audiencia lo es todo. Ellos son los que te dan la energía, los que te inspiran. Sin ellos, la música no tendría sentido”. Cada show es irrepetible: “Cada concierto es una experiencia única. Nunca sabes lo que va a pasar”. Esa conexión se alimenta del intercambio con otros músicos: “La comunicación con otros músicos es esencial. Es un diálogo, una conversación sin palabras. Aprendes mucho de los demás. Y te empujan a ser mejor”.
Bona asume que la música es un camino de crecimiento sin fin: “La música es una búsqueda constante. Siempre hay algo nuevo por descubrir. Nunca dejas de aprender”. No teme equivocarse: “No tengo miedo de probar cosas nuevas. A veces funciona, a veces no. Pero siempre aprendes algo. El fracaso es parte del proceso. No puedes tener miedo a equivocarte”. Incluso reivindica el silencio: “El silencio es tan importante como las notas. A veces, lo que no tocas es lo que dice más”.
Sus raíces africanas son una parte esencial de su identidad: “Mis raíces africanas son muy importantes para mí. Están en mi sangre, en mi corazón, en mi música. Es lo que me da identidad, lo que me hace único”. Pero su filosofía creativa es abierta: “Me gusta mezclar, fusionar. No me gusta encasillarme en un solo estilo. La música es libertad”. Cada viaje lo enriquece: “Aprendí mucho viajando por el mundo, conociendo diferentes culturas. Cada lugar tiene su propio ritmo, su propia melodía. Y todo eso influye en mi música”.
Para Bona, tocar no es un acto de fama, sino de necesidad vital: “No toco para ser famoso. Toco porque lo necesito, porque es parte de quien soy. Es una necesidad vital”. Su mayor motivación sigue siendo ofrecer al público “un momento de escape, de belleza, de conexión”, compartiendo lo que define como un “reflejo del alma humana, con el poder de curar, unir e inspirar”.
