Rocky, el ex integrante de la banda surcoreana Astro, llega al país por primera vez para presentarse como solista.
Se presentará el 9 de septiembre en el Teatro Flores.
Las entradas se pondrán a la venta mañana sábado 9 de agosto en la web de Passline en este enlace.
l debut solista de Rocky no busca dar respuestas sino abrir un espacio. “En este álbum, quise dejar espacio para que los oyentes puedan rellenarlo con sus propios colores. No quería imponer un sentimiento único, sino invitar a la interpretación.” El título, entonces, cobra sentido: “‘Blank’ representa ese lienzo vacío que espero que cada persona pueda completar con sus propias emociones, experiencias y recuerdos.” Desde lo estético hasta lo emocional, el disco se sostiene en una búsqueda sincera: “Desde que era trainee soñaba con expresar una versión más cruda y madura de mí. Este álbum es un paso hacia eso.”
La figura de Moonbin atraviesa cada parte del proyecto, no solo como ausencia, sino como faro. “Moonbin siempre me decía que no tuviera miedo de mostrar lo que realmente soy. Lo tengo muy presente.” Esa presencia se vuelve casi audible cuando Rocky recuerda el proceso de grabación: “Todavía me cuesta procesar algunas cosas, pero la música es el único lugar donde me siento completo.” El vínculo con el público se vuelve íntimo, casi espiritual: “Me siento agradecido por tener seguidores que entienden incluso mis silencios. Este disco está hecho también para ellos.”
Las canciones no nacen del instante, sino de una herida sostenida en el tiempo. “No me gusta hablar de eso como un momento aislado. No fue una noche. Fueron meses.” El quiebre fue profundo: “Cuando perdí a alguien tan cercano, todo lo demás dejó de tener sentido por un tiempo.” Y volver al estudio no fue redentor al principio: “Volver al estudio fue difícil. El micrófono ya no era un escape, era un espejo.” Hubo un momento en que casi lo dejó todo: “Estuve a punto de dejarlo todo. Sentí que el dolor era más fuerte que la música.” Sin embargo, algo lo sostuvo: “Pero entendí que si yo me apagaba, también apagaba una parte de él que vive en mí.” Y en esa decisión por seguir, encontró una forma de convivir con lo irreversible: “No se supera. Se convive. Y cantar, escribir, bailar… es mi forma de seguir hablando con él.”
El vínculo con Moonbin no se reduce al recuerdo. “No puedo describir lo que significaba Moonbin para mí. Éramos hermanos, no solo compañeros de grupo.” La pérdida fue devastadora: “Su partida me dejó roto. Hubo días en que no podía salir de la cama.” Y la conexión siguió incluso tras los caminos individuales: “Hablábamos casi todos los días, incluso después de que nos enfocamos en caminos distintos.” Esa complicidad sigue latiendo: “Mucho de lo que hago hoy está inspirado en cosas que compartimos o soñamos juntos.” Aunque hoy avanza como solista, la raíz está clara: “ASTRO siempre será mi hogar, aunque esté caminando en otra dirección.” Y en lo invisible, la promesa persiste: “Sigo creyendo que nos volveremos a encontrar. Mientras tanto, le hablo cada vez que escribo una canción.”
