Hoy, jueves 11 de septiembre, llega a los cines "Together: juntos hasta la muerte", película protagonizada por Alison Brie y Dave Franco, que marca el debut cinematográfico como director de Michael Shanks.
En su ópera prima, Shanks apuesta por una comedia de terror que funciona a la perfección si no se busca el susto fácil ni los clásicos jumpscares, sino más bien pasar un momento divertido y original en el cine.
Lo más destacable de esta historia es la intensidad y frescura que transmite en cada escena. A medida que transcurren los minutos, la ansiedad crece y los personajes se complejizan, manteniendo al espectador atrapado de principio a fin.
La química entre Brie y Franco es simplemente maravillosa, y aporta al largometraje una sinceridad notable. Esa naturalidad, combinada con lo grotesco de los efectos visuales, genera una sensación desesperante donde la pasión y la dependencia de la pareja se vuelven palpables.
"Together: juntos hasta la muerte" es un film que se mete entre la carne y los huesos, buscando hacer tangible la dependencia emocional y, al mismo tiempo, esa maravillosa sensación de vivir intensamente la pasión y el amor.
Un rodaje extremo y lleno de marcas
En una entrevista con The Guardian, Franco mostró las huellas que le dejó la filmación: “Tenía un dedo sangrando, un pie raspado y la palma llena de ampollas.” Ese nivel de desgaste físico resume lo brutal que resultó el trabajo en el set.
Brie explicó que la película explora los vínculos desde un lugar incómodo: “Se trata de lidiar con la monogamia y la codependencia y llevarlo a la conclusión más exagerada posible.”
En diálogo con Entertainment Weekly, la actriz dio detalles todavía más gráficos: “Físicamente, la película fue muy demandante. Hubo días en los que Dave y yo estábamos literalmente pegados durante horas, incluso para ir al baño juntos. Con alguien que no es tu pareja eso habría sido muy raro.”
Brie también resaltó que la cercanía entre los protagonistas fue clave para que el relato funcione: “Gran parte de la película exige estar muy cerca de tu compañero, mucho más que en cualquier otro proyecto que hice antes.” (The Hollywood Reporter). Franco lo reforzó sin vueltas: “No sé cómo podrías filmar esta película sin una pareja de verdad, por las situaciones en las que terminamos.”
El actor también se tomó con humor las consecuencias físicas: “Tengo un collage de todas mis heridas de esta película. Lo peor fue la quemadura de soga en las manos… no te das cuenta de cuánto las usás hasta que no podés usarlas. Me golpeé más en esta película que en cualquier otra.” (EW.com).
El amor como combustible creativo
Lejos de ver el proyecto como un riesgo para la pareja, Brie y Franco aseguran que su relación de 13 años fue lo que los sostuvo. “Lo que ayuda es que realmente nos amamos y estamos juntos hace 13 años.” (The Guardian).
Brie admitió que sabían que ese costado “meta” iba a darle un plus al relato: “Sabíamos que la cualidad autorreferencial iba a potenciar la película.” Franco, en cambio, confesó que había una presión extra: “Creo que nos habría afectado si la gente dijera: ¿por qué siguen juntos?”
El clima entre los dos, incluso en medio de escenas intensas, siempre se mantuvo con humor. Brie lo resumió de manera tajante: “Otros lo encuentran aterrador. Nosotros lo vemos optimista. Estamos en una relación bastante sana… ¿bastante sana?!”
La actriz también remarcó que esa complicidad fue vital para sostener el ritmo del rodaje: “Incluso cuando no estábamos pegados, la película es muy intensa y filmábamos a un ritmo rapidísimo. La conexión que tenemos con Dave fue clave para que todo avanzara sin trabas.” (EW.com).
Franco, por su parte, aportó una confesión íntima que muestra cómo su vida personal se filtró en la ficción: “Más que nada es estar en el mismo espacio. Lo que más extraño es dormirme al lado tuyo.” (The Guardian).
