Hoy se presentará en Niceto Club por primera vez en el país Geordie Greep, el prodigioso músico británico que con su álbum debut “The New Sound” se consagró como uno de los artistas más vanguardistas de la música contemporánea. El show de este 11 de noviembre en Niceto Club marcará su debut absoluto en suelo argentino, con un espectáculo de culto y músicos de primer nivel sobre el escenario.
Desde chico, Greep mostró una curiosidad innata por la música. Todo empezó cuando, a los siete años, recibió el videojuego Guitar Hero, que despertó su deseo de tocar la guitarra. Su padre se la regalaría al año siguiente, marcando el inicio de una pasión que fue creciendo con los discos que sonaban en casa: Black Sabbath, Led Zeppelin, y también el costado más progresivo del rock, con Pink Floyd, Genesis y King Crimson como influencias decisivas.
Más adelante ingresó en la BRIT School, un colegio especializado en arte donde conoció a Matt Kwasniewski-Kelvin, con quien fundó la banda Black Midi. Luego se sumaron Morgan Simpson y Cameron Picton, completando una formación que se convirtió en referente de la llamada “escena The Windmill”, cuna de proyectos experimentales como Black Country, New Road y Squid.
Tras la nominación al Mercury Prize 2019 por “Schlagenheim”, la banda continuó con “Cavalcade” y “Hellfire”, ambos elogiados por su versatilidad y oscuridad progresiva. Sin embargo, Greep empezó a buscar otra cosa: un sonido más libre. Contó que “con Black Midi, mucha gente decía ‘me gusta, pero es difícil de escuchar’. La música está hecha para que la escuches, es para los oídos, no para el cerebro”. Esa necesidad de algo más directo lo llevó a iniciar su camino solista, convencido de que “muchas bandas, cuando empiezan a usar músicos de sesión, se vuelve todo artificial, parece que le sacan algo a la música”.
Por eso decidió viajar a Brasil y grabar junto a músicos locales, apostando por la espontaneidad, aunque admite que “ir a Brasil y trabajar con músicos locales también podría haber sido un gasto de plata enorme”. En apenas nueve meses de grabación nació “The New Sound”, un álbum donde canaliza la energía de su banda anterior, pero, según él, “juega con lo que el oyente espera que eso signifique”.
El resultado es una mezcla de salsa, rock progresivo, bossa nova y jazz, un sonido tan impredecible como humano. Para muchos, Greep representa “una especie de Zappa moderno o una figura al estilo Fagen, que va rotando colaboradores de proyecto en proyecto”, como lo describió un usuario en Reddit. Esa comparación refleja bien su búsqueda de identidad: dejar atrás la rigidez y abrazar la contradicción. “Hay una absurdidad en todo esto… el arte, como la vida, no se resuelve de forma limpia, se apoya en sus contradicciones”, explicó el músico.
The New Sound gira en torno a la desesperación, un concepto que él mismo definió como “el tema central del álbum; no escuchás a un narrador poco fiable, sino a alguien que se está mintiendo a sí mismo”. Sus protagonistas son antihéroes que rozan el ridículo: “Estos tipos no son gigachads ni alfas a la caza… son, cada uno, unos ridículos”, confesó. Esa mirada sobre la fragilidad masculina se complementa con un retrato ácido del presente: “El álbum llama la atención sobre los aldeanos de internet: borrachos ricos con la cabeza vacía, obsesionados con la virilidad”.
En lo lírico, Greep prefiere inventar historias antes que sermonear. “Prefiero escribir historias ficticias en mis canciones antes que hablar de temas reales”, afirmó. Sus letras pueden ser incómodas, graciosas o directamente delirantes, como en “Blues”, donde canta: “Y tenés una pija más grande que cualquier hombre que haya vivido, y podés acabar más que cien caballos”. Esa ironía grotesca convive con una profundidad inesperada y un tono autocrítico que, según la crítica, lo muestra como “un vocalista ágil cuyas letras son bulliciosas, desconcertantes y graciosas al mismo tiempo”.
“The New Sound simplemente se siente como un nuevo paso hacia adelante”, dijo sobre su debut. En esta etapa se lo nota más libre, más arriesgado y más dispuesto a jugar con los límites. Su presentación en Buenos Aires promete una experiencia intensa, visceral y completamente impredecible.
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