Con su “ópera gótica”, una mezcla de teatralidad, exuberancia y espectáculo pop, la diva desató la locura entre sus admiradores y selló un regreso triunfal a Brasil tras trece años de ausencia.
El show gratuito no solo fue el más multitudinario en la carrera de Gaga, sino que también marcó un hito para la ciudad, superando incluso las 1,6 millones de personas que asistieron al concierto de Madonna el año pasado en la misma playa. Según la alcaldía, el impacto económico para Río se estima en más de 600 millones de reales (unos 107 millones de dólares).
Un regreso esperado durante trece años
Desde que en 2017 Lady Gaga canceló a último momento su presentación en Rock in Río por motivos de salud, Brasil había quedado con una cuenta pendiente. Tras su confirmación de regreso en febrero, la expectativa explotó: fanáticos viajaron desde todos los rincones del país —de la selva amazónica, del sur, del árido nordeste— cruzando ríos, carreteras y cielos solo para verla. Muchos gastaron sus últimos ahorros para cumplir el sueño de presenciar este momento histórico.
Un espectáculo para la historia
Vestida con un vibrante traje rojo, Gaga emergió en un escenario colosal de 1.260 metros cuadrados, inspirado en un teatro griego con estructura victoriana. El show comenzó de manera imponente con “Bloody Mary” y pronto tomó ritmo pop con “Abradacabra”. Los bailarines, ocultos bajo su falda hasta entonces, sorprendieron al público al aparecer mágicamente, desatando el éxtasis de los “little monsters”.
“¡Brasiiiiiiiil, te extrañé mucho!”, exclamó Gaga en inglés, desatando aún más la locura.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando, tras interpretar “Desease”, Gaga extendió la bandera de Brasil desde un palco elevado y expresó su gratitud: “Me siento honrada, suertuda y orgullosa de estar aquí. Gracias por esperarme más de diez años. Gracias por hacer historia conmigo”.
Un final apoteósico
La emoción alcanzó su punto máximo en el tramo final del concierto. Tras un íntimo momento al piano con “Shallow”, ganador del Óscar a mejor canción original, Gaga hizo vibrar a la multitud con los himnos más esperados, como “Bad Romance”, dejando a sus seguidores completamente entregados.
Una fiesta que empezó días antes
El ambiente festivo se había encendido mucho antes del concierto. Desde el miércoles, cientos de admiradores acamparon frente al hotel donde se hospedaba la cantante, ataviados con trajes emblemáticos de su carrera y buscando un breve saludo. El sábado, desde la madrugada, la playa se llenó: algunos subidos a árboles, otros comprando butacas o sacos de arena a los vendedores ambulantes para conseguir la mejor vista. Aprovechando el festivo del 1° de mayo, los fanáticos convirtieron la espera en un verdadero carnaval.
Una noche inolvidable
Lady Gaga no solo saldó su deuda con Brasil: convirtió su regreso en un acontecimiento histórico que quedará grabado en la memoria colectiva del país y de la música en vivo. Entre lágrimas, euforia y un despliegue artístico sin igual, la diva demostró por qué sigue siendo una de las estrellas más influyentes del mundo.