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La fórmula del ajuste: menos remedios, más resignación

El aumento sostenido de los medicamentos esenciales expone una política que, lejos de proteger a los adultos mayores, los deja a merced del mercado y sin respaldo estatal efectivo.

Viernes, 16 de mayo de 2025 a las 00 07

Por Redacción

Viernes, 16 de mayo de 2025 a las 00:07

El ajuste económico implementado por el gobierno nacional tiene consecuencias concretas y dramáticas sobre los sectores más frágiles de la sociedad. Entre ellos, los jubilados son una de las principales víctimas. El aumento sostenido de los medicamentos esenciales expone una política que, lejos de proteger a los adultos mayores, los deja a merced del mercado y sin respaldo estatal efectivo.

Un informe reciente del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) revela que los diez medicamentos más utilizados por los jubilados aumentaron, en promedio, un 5% solo en abril. Este porcentaje no solo duplica la inflación oficial del mes (2,8%), sino que se acumula a una escalada que no se detiene: desde noviembre de 2023, tras la asunción de Javier Milei, estos productos registran un incremento promedio del 237%.

Entre los fármacos que más subieron se destacan tratamientos esenciales como el Atenolol (5,7%), utilizado para la hipertensión, o el Glaucotensil TD (5,5%), clave para el tratamiento del glaucoma. Otros, como el Calcimax D3 y el Trapax, también mostraron fuertes aumentos. Incluso el que menos subió —el Losacor— lo hizo por encima del 3%.

La situación no es nueva ni casual. Según CEPA, la tendencia se agravó con la desregulación económica impulsada por el actual gobierno, que abandonó cualquier intento de control sobre precios sensibles y dejó a millones de jubilados sin herramientas para afrontar gastos básicos en salud. La canasta total de medicamentos para adultos mayores subió en abril un 2,8%, casi el triple de lo registrado en marzo (1,1%), lo que marca una aceleración preocupante.

A esta realidad se suma una política previsional que no ofrece alivio. Aunque en abril se aplicó una nueva fórmula de movilidad jubilatoria, el bono de $70.000 —clave para sostener ingresos mínimos— permanece congelado desde marzo. Según cálculos del CEPA, si ese bono hubiera sido actualizado como corresponde, hoy debería alcanzar los $154.400. La decisión de mantenerlo sin cambios representa, en los hechos, un recorte encubierto que deteriora aún más el poder adquisitivo de los jubilados.

En términos interanuales, los medicamentos más utilizados por los mayores subieron un 52,3%, también por encima de la inflación general del 47,6%. Casos como el Glaucotensil TD (60,7%), el Acimed (60,6%) o el Daflon (48%), utilizado por más del 70% de las personas mayores de 60 años, reflejan el impacto real sobre quienes dependen diariamente de estos tratamientos para sostener su calidad de vida.

El informe del CEPA concluye con una advertencia contundente: el aumento ininterrumpido de los medicamentos, combinado con ingresos que no se actualizan al mismo ritmo, compromete de forma directa la salud, la autonomía y la dignidad de los adultos mayores. En un país que ajusta siempre por los mismos, el costo del “orden fiscal” lo pagan, una vez más, los más débiles.

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