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La venganza de Milei contra Kicillof dinamita una inversión histórica en la provincia de Buenos Aires

Lo que parecía un giro técnico en el desarrollo energético del país terminó revelándose como una maniobra política cargada de revanchismo.

Miércoles, 30 de abril de 2025 a las 09 01

Por Daniel Santu

Periodista, director Data Diario La Plata

Miércoles, 30 de abril de 2025 a las 09:01

El Gobierno de Javier Milei ejecutó una jugada directa de castigo contra la provincia de Buenos Aires, al bloquear definitivamente el megaproyecto de GNL en Bahía Blanca, un plan estratégico que venía gestándose desde hace más de diez años.

La cancelación del acuerdo entre YPF y la petrolera malaya Petronas fue el golpe final. Y el gobernador Axel Kicillof no dudó en ponerle nombre y apellido al responsable:

“Fue una venganza contra la provincia de Buenos Aires”, acusó con dureza.

El proyecto, que preveía la construcción de una planta de gas natural licuado en el puerto bonaerense, representaba una inversión de más de 50.000 millones de dólares, con impacto directo en empleo, infraestructura y posicionamiento geopolítico. Pero desde la Casa Rosada, la consigna fue clara: cortar todo lo que fortalezca a Kicillof, incluso si eso significa perjudicar a la Argentina.

“Milei mintió. Dijo que el proyecto se trasladaría a Río Negro, pero fue una excusa para dinamitarlo. Nunca hubo voluntad de hacerlo. Fue un sabotaje disfrazado de federalismo. Fue venganza pura”, disparó el gobernador bonaerense.

Kicillof recordó que la planta ya contaba con estudios técnicos, permisos aprobados y una ubicación logística inmejorable en Bahía Blanca. Sin embargo, el Gobierno nacional intervino para desarticularlo todo, promoviendo un traslado a San Antonio, Río Negro, un sitio sin infraestructura portuaria, con desventajas operativas y, finalmente, sin obra.

“El presidente actuó con odio, con fanatismo ideológico y con una lógica revanchista. Saboteó el desarrollo de una provincia por diferencias políticas. Y lo más grave: arrastró a todo el país en su cruzada personal contra nosotros”, denunció Kicillof.

La decisión de abandonar el proyecto fue confirmada por el CEO de YPF, Horacio Marín, quien formalizó la ruptura del acuerdo con Petronas, uno de los socios estratégicos más relevantes que había conseguido la empresa estatal en los últimos años. Para Kicillof, la decisión es sintomática de una forma de gobernar: “Ajuste, destrucción y castigo al que piensa distinto”.

“Esto no es una diferencia de criterio. Es una ofensiva directa contra una provincia que no se arrodilla. Lo que hicieron con el GNL es un ejemplo claro de cómo opera este gobierno: no planifica, no construye, solo destruye y divide”, concluyó.

La Provincia de Buenos Aires no solo perdió una inversión histórica. Perdió también la posibilidad de proyectarse como eje energético del país. Y todo por una venganza política cuidadosamente ejecutada desde Balcarce 50.

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