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Hospitales desbordados, vacunas que no llegan: la salud como daño colateral

La provincia de Buenos Aires denunció un aumento del 20% en la demanda hospitalaria. Con obras sociales colapsadas y programas nacionales paralizados, crece el riesgo sanitario.

Martes, 08 de julio de 2025 a las 08 52

Por Daniel Santu

Periodista, director Data Diario La Plata

Martes, 08 de julio de 2025 a las 08:52

El sistema de salud bonaerense atraviesa una situación crítica. El ministro Nicolás Kreplak advirtió que los hospitales públicos están al límite, golpeados por un aumento del 20% en la demanda de atención y por el brutal ajuste que aplica el Gobierno nacional. “Es una bomba que todos los días nos explota en la cara”, sentenció.

Las cifras lo confirman, pero también lo hacen las salas de espera abarrotadas, los turnos que se demoran y los profesionales exhaustos. Desde diciembre de 2023, miles de personas se volcaron al sistema público tras perder su obra social o dejar de pagar su prepaga. “La gente se queda sin cobertura o no puede afrontar los copagos, y entonces va al hospital. Tuvimos un aumento del 20% en la demanda. Es muchísimo, es insostenible”, explicó Kreplak en declaraciones televisivas.

El diagnóstico es grave. El sistema sanitario –ya exigido por años de pandemia– ahora enfrenta un recorte sin precedentes. La administración de Javier Milei desmanteló programas nacionales, discontinuó el envío de insumos básicos y transfirió responsabilidades a las provincias sin recursos. “Están ajustando donde no se puede ajustar. La demanda en salud es inelástica: la gente se enferma igual”, remarcó el ministro.

El deterioro no afecta solo al sector público. El sistema privado también muestra señales de colapso: obras sociales quebradas, clínicas en crisis, prestaciones que se recortan o directamente se niegan. En paralelo, el Gobierno nacional dejó de abastecer a las provincias con medicamentos esenciales y suspendió políticas sanitarias clave.

“Faltan preservativos, medicamentos para VIH, vacunas. El programa Remediar está virtualmente paralizado. No hay campañas de prevención y empiezan a reaparecer enfermedades que ya estaban controladas, como el sarampión o la hepatitis A”, denunció Kreplak.

El escenario es alarmante. Las provincias, ya asfixiadas presupuestariamente, deben absorber las funciones que el Estado nacional decidió abandonar. El resultado es un sistema de salud que se sostiene por el esfuerzo de sus trabajadores, pero que comienza a mostrar fisuras profundas.

“El riesgo es concreto: se está poniendo en juego la salud de toda la población. Y el Gobierno nacional mira para otro lado”, concluyó el ministro. Mientras tanto, en las guardias, el drama sigue creciendo.

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