En un nuevo capítulo de su saga de grandilocuencias, el presidente Javier Milei aseguró este martes —sin sonrojarse— que su gestión es “el mejor gobierno de la historia”, superando incluso al primer mandato de Carlos Menem. Lo dijo con total convicción ante un auditorio de ejecutivos financieros, durante el 42° Congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF). Porque si hay algo que no le falta al Presidente, es autoestima.
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Según Milei, el mérito de su gobierno radica en haber domado la inflación más rápido que la convertibilidad —sí, esa misma que terminó en una crisis devastadora— y hacerlo sin confiscar depósitos ni aplicar un Plan Bonex. “Nosotros no cagamos a nadie”, afirmó con elegancia de salón, como si el índice de pobreza y el derrumbe del consumo fueran detalles menores.
No conforme con autocompararse con Menem, Milei sostuvo que su DNU 70/23 y la Ley Bases constituyen una “reforma estructural ocho veces más grande” que la del menemismo. Tal vez por eso los jubilados hoy celebran el ajuste en sus haberes y los trabajadores festejan que ya ni el salario alcanza para llegar a la mitad del mes.
Como broche, Milei prometió el milagro económico que ningún argentino se atrevía a imaginar: “para mitad del año que viene no habrá más inflación”. Y todo sin necesidad de aumentar la emisión, porque —en su visión— basta con repetir que “la inflación es un fenómeno monetario” para que los precios bajen por arte de magia. Lástima que la góndola no haya leído a Milton Friedman.
Además, se burló de quienes alertan sobre el atraso cambiario: “Liberamos el mercado de cambios y el tipo de cambio no subió”. Claro, porque nada genera tanta confianza como un presidente que insulta periodistas, llama ratas a los diputados y se pelea con todos los países vecinos.
En definitiva, Milei no necesita encuestas, ni datos, ni realidad: le basta con su relato. En su mundo, no hay recesión, no hay hambre, no hay conflicto social. Solo un país gobernado por el mejor equipo de la historia... según él mismo, por supuesto.