El anuncio del cierre del Registro Nacional de Comedores y Merenderos Comunitarios (Renacom) trajo consigo una ola de críticas, especialmente de los sectores de la economía popular.
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La titular del Ministerio de Capital Humano, Sandra Pettovello, decidió eliminar este registro, que hasta ahora se encargaba de validar y hacer un seguimiento de la asistencia alimentaria en barrios populares.
La resolución fue publicada en el Boletín Oficial el pasado lunes 21, bajo la Resolución 393/2025, y según la cartera de Pettovello, la medida tiene como objetivo "optimizar recursos públicos" y "mejorar la administración" del sistema.
El Gobierno cerró el RENACOM: cómo afecta a los comedores y merenderos
El Gobierno aseguró que con la implementación del programa “Alimentar Comunidad” ya no era necesario seguir con el Renacom, ya que este nuevo esquema eliminaría la necesidad de estar registrado para acceder a los recursos.
Esta decisión no fue bien recibida por los trabajadores de los comedores y organizaciones sociales, que aseguran que, al eliminar el registro, se pierde la única herramienta para hacer un seguimiento efectivo de los comedores y la distribución de alimentos.
Para muchos, el Renacom representaba una forma de control y transparencia sobre los fondos públicos destinados a los comedores.
Pero, desde el Ministerio, consideran que el registro ya no cumple con su función original y que resulta innecesario mantenerlo.
De hecho, desde la gestión aseguran que el programa "Alimentar Comunidad" es suficiente para cubrir las necesidades alimentarias de los sectores más vulnerables.
Sin embargo, desde la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP), las críticas no se hicieron esperar.
Nicolás Caropresi, referente de la organización, expresó su malestar: "El Renacom era clave para monitorear cuántos comedores y merenderos había realmente y cómo se distribuían los recursos. Ahora nos dejan sin esa herramienta y todo queda mucho más opaco. A esto le sumamos que los comedores más chicos, que no tienen convenio con el Estado, se quedan sin control", señaló.
El cierre del Renacom se presenta como un nuevo capítulo en la polémica entre el Gobierno de Milei y las organizaciones sociales, que acusan al Ejecutivo de abandonar a los sectores más vulnerables.
Según Caropresi, este tipo de medidas son parte de una política que ignora la necesidad real de los barrios populares, donde los comedores comunitarios son una de las pocas redes de contención que quedan.
Desde el Gobierno se defiende la medida argumentando que el cierre del Renacom permitirá un control más eficaz de los recursos, con relevamientos presenciales en los territorios.
A pesar de las justificaciones oficiales, muchos señalan que esta decisión se utiliza como pretexto para recortar los fondos destinados al sector, sin considerar las consecuencias para las familias que dependen de ellos.
El cierre del registro causa preocupación, ya que deja sin un mecanismo claro para el control y la distribución de los recursos, sumiendo al sector en una total incertidumbre.
Mientras tanto, las familias continúan dependiendo de los comedores para su alimentación diaria, con la preocupación de que las modificaciones en la asistencia solo empeoren la situación.