Este lunes a las 14 horas, una comitiva integrada por diputados y senadores de Unión por la Patria, dirigentes sociales, religiosos, feministas y defensores de los derechos humanos se concentrará frente al penal de Ezeiza para exigir la inmediata liberación de Eva Mieri, concejala de Quilmes, detenida de forma arbitraria como parte de un nuevo episodio de persecución judicial contra militantes peronistas.
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La escena es cada vez más clara: una jueza con vínculos estrechos con el macrismo, Sandra Arroyo Salgado, y una ministra que convirtió la seguridad en un show punitivista para las cámaras, Patricia Bullrich, llevan adelante una cacería política con aval del Ejecutivo nacional. Mieri fue trasladada al penal de Ezeiza, como si se tratara de una criminal peligrosa. Pero su único “delito” fue militar, organizar, y alzar la voz en nombre de los que menos tienen.
La detención de Mieri no es un hecho aislado. Forma parte de una avanzada sistemática del Gobierno contra toda forma de organización popular, especialmente en la provincia de Buenos Aires, donde Milei y su gabinete apuntan a disciplinar al peronismo, desarticular la militancia territorial y sembrar miedo. Se criminaliza la pobreza, se demoniza la protesta, y ahora también se encarcelan concejales.
Desde las redes sociales, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue contundente: pidió la liberación de todos los militantes detenidos y apuntó directamente contra la hipocresía del presidente Milei. Le recordó cuando celebraba como “hermosa iniciativa” la protesta de los “chalecos amarillos” franceses que arrojaban toneladas de bosta en edificios públicos. “¡Liberen al pibe y a las pibas, cachivaches!”, reclamó con ironía y bronca.
La convocatoria frente al penal busca romper el cerco mediático y dejar en evidencia que en Argentina se están encarcelando dirigentes por razones políticas, sin pruebas y con complicidad judicial. Mientras Milei habla de libertad, sus funcionarios encarcelan a quienes piensan distinto.
No es justicia: es persecución. Es venganza de clase. Es autoritarismo con disfraz libertario.
Y este lunes, frente a Ezeiza, miles volverán a gritar lo obvio: Eva Mieri no debe estar presa. Debe estar libre, militando en su barrio, con su gente, donde siempre estuvo. Porque en democracia, nadie debería ir preso por ser peronista.