El Gobierno de Santa Fe anunció una medida inédita para proteger los recursos del río Paraná: a partir del 3 de diciembre, quedará suspendido por un año el acopio de pescado de río destinado a exportación, una decisión que prioriza el equilibrio ambiental y la continuidad de las comunidades pesqueras.
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La norma, que no prohíbe la pesca ni afecta a la comercialización de peces de criadero, fue adoptada tras los resultados del Proyecto Ebipes, que advierten un escenario crítico: solo 6 de cada 100 sábalos se encuentran en edad reproductiva.
“El sábalo es un eslabón clave del ecosistema y de la economía regional. La evidencia científica muestra que debemos reducir la presión extractiva para asegurar su futuro”, explicó el ministro de Ambiente y Cambio Climático, Enrique Estévez, quien remarcó que “la medida no afectará el consumo local ni la exportación de peces de criadero”.
La población de sábalos se redujo por múltiples factores: la bajante prolongada del Paraná, las bajas temperaturas y la pesca intensiva. El descenso del caudal impide la conexión entre el río y las lagunas de desove, lo que dificulta la reproducción.
El sábalo, que se alimenta del fondo del río, cumple una función central: es alimento de especies mayores como el dorado y el surubí, pilares de la biodiversidad y de la economía pesquera local. Su disminución afecta tanto al equilibrio natural como al sustento de familias ribereñas, frigoríficos y mercados regionales.
La medida se enmarca en el Plan Ictícola Provincial, elaborado con participación de pescadores, cooperativas y universidades, y dictado bajo mandato judicial. Su objetivo es regular la explotación comercial y promover la recuperación de especies nativas.
El gobierno santafesino aclaró que la pesca para consumo interno seguirá habilitada, y que se implementarán programas de asistencia económica para los trabajadores que puedan verse afectados por la suspensión de exportaciones.
Además, la provincia dispuso una veda total del surubí pintado y atigrado hasta el 31 de diciembre, y mantiene restricciones permanentes para el dorado (solo pesca deportiva con devolución), el pacú y el manguruyú, cuya captura está prohibida.
Estas medidas integran una estrategia provincial de conservación de fauna ictícola, orientada a garantizar el equilibrio ambiental y el futuro de la pesca artesanal como actividad económica y cultural en el litoral santafesino.
