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Golpe a la libertad de prensa: Argentina se desplomó al puesto 87º en el ranking mundial

La situación del periodismo empeora y el país cayó fuerte en el índice global que mide la libertad para informar sin presiones ni amenazas.

Viernes, 02 de mayo de 2025 a las 10 42

Por Ezequiel Bucetto

Viernes, 02 de mayo de 2025 a las 10:42

Por primera vez en más de una década, Argentina dejó de estar entre los países mejor posicionados de América Latina en materia de libertad de prensa.

En el último informe de Reporteros Sin Fronteras, Argentina se ubicó en el puesto 87º del ranking mundial de libertad de prensa, una caída de 21 lugares respecto al año pasado.

Este retroceso se suma a una caída total de 47 lugares en los últimos dos años, una de las más grandes de la región.

El informe resalta que esta caída está vinculada a varias acciones del gobierno de Javier Milei, quien fue señalado por RSF por su relación conflictiva con los medios.

Argentina, entre los países con mayor retroceso en libertad de prensa

En su informe, RSF advierte que la gestión de Javier Milei deterioró el vínculo con el periodismo. El organismo cuestiona "la violencia verbal constante del presidente contra la prensa", el desmantelamiento de los medios públicos, y el uso discrecional de la pauta oficial.

En paralelo, señala que la crisis económica del sector y la precarización laboral agravan aún más el panorama.

Argentina quedó así relegada por países como Brasil (pos. 82), Chile (52), República Dominicana (62) y Ecuador (70).

Solo por debajo están Bolivia (88), Colombia (119), Venezuela (156), Nicaragua (163) y Cuba (168), estos últimos tres considerados como países de prensa “bajo control total” o con "represión sistémica".

En América Latina, el mejor posicionado es Costa Rica (23), que mantiene su histórica tradición de respeto a la libertad de prensa, pese a ciertos retrocesos.

RSF advierte que en la región “la concentración mediática, la violencia contra periodistas y la falta de recursos económicos están socavando el periodismo libre e independiente”.

Preocupación por la escalada de violencia verbal de Javier Milei contra la prensa

Este miércoles, Milei volvió a atacar públicamente a los periodistas, al lanzar una grave acusación sin fundamento: aseguró que los trabajadores de prensa son entrenados para provocar reacciones violentas en sus entrevistados y luego victimizarse.

“Pasen y vean. Aquí un periodista me cuenta lo que hacen para tratar de sacar a una persona para que reaccione y luego ponerse en el lugar de víctima. Es parte de una estrategia", escribió Milei en sus redes sociales. El mensaje cerró con una frase alarmante por su tono agresivo: “No odiamos lo suficiente a los periodistas... Ciao!”

El mandatario acompañó estas declaraciones con la captura de un texto que sostiene, de forma insólita, que los periodistas empujan, pisan y hasta escupen intencionalmente a los entrevistados, y que incluso reciben entrenamiento para ello en los llamados media training o coucheos.

Expertos, escuelas de periodismo y medios de comunicación rechazaron categóricamente estas acusaciones. Explicaron que el media training es una práctica usada para preparar a funcionarios y voceros en la gestión de entrevistas, no a periodistas, y que su objetivo es mejorar la comunicación, no provocar ni agredir.

Lo que más inquieta es que estas declaraciones no son aisladas. En los últimos días, Milei ha intensificado sus ataques personales contra periodistas identificados con nombre y apellido, como Diego Brancatelli, Nacho Girón y Paulino Rodríguez, entre otros.

En campaña, ya se habían advertido actitudes hostiles de Javier Milei contra periodistas que cuestionaban sus conceptos o puntos de vista, en particular si esos periodistas eran mujeres:

La creciente hostilidad presidencial ha encendido alarmas en organismos como el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) y la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), que expresaron su preocupación por el deterioro de las condiciones para el libre ejercicio del periodismo en el país.

La deriva agresiva del discurso presidencial contra la prensa plantea un escenario inquietante para la libertad de expresión y genera temores sobre un posible recrudecimiento de las tensiones entre el poder político y los medios.

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